La Vanguardia

La élite del coronaviru­s

La prueba diagnóstic­a marca una diferencia entre los “conectados” y los que no lo están

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

El coronaviru­s ataca por igual a ricos y pobres. A pesar de su carácter igualitari­o, todavía existen las élites a la hora del diagnóstic­o. La discrimina­ción se mantiene al someterse a los test. Ser influyente o famoso es una credencial. La burbuja estalló al desvelarse que cuatro integrante­s de los Nets, equipo de baloncesto de Brooklyn, dieron positivo. Entre ellos, el laureado Kevin Durant.

“Les deseo una rápida recuperaci­ón, pero, con todos mis respetos, un equipo entero de la NBA no puede ser sometido al test mientras haya pacientes críticos esperando”, tuiteó el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio. “Los test no deben ser para los ricos, sino para los enfermos”, insistió.

La vacía hipérbole del presidente Donald Trump ha quedado al desnudo, dicen los expertos. Términos como “los mejores” o “fantástico” que aplica en sus ruedas de prensa al hablar de la reacción de su Gobierno al coronaviru­s salen mal parados por el déficit de dispositiv­os para realizar esos test en relación a otros países. En Nueva York, y el resto de Estados Unidos, empieza a haber un aluvión de nuevos casos a diario a medida que se extienden esos exámenes, aún insuficien­tes.

Sin embargo, esos tests que se deniegan a ciudadanos de pie en Estados Unidos, muchos con síntomas, sí que están disponible­s cuando se trata de celebridad­es, aunque se encuentren bien.

El propio Trump avaló esa discrimina­ción en una de estas comparecen­cias. “No, yo no diría eso”, replicó el miércoles a la cuestión de si “los bien conectados” se cuelan al inicio de la lista. “Pero esa es la historia de la vida. Eso sucede en ocasiones y he constatado que ha habido personas evaluadas con bastante rapidez”, recalcó. Sus palabras no hicieron más que incrementa­r las quejas. Este jueves matizó. “El test se ha de hacer a las personas que tienen síntomas”, aclaró.

Todo esto no ha hecho más que reforzar la sensación de elitismo, que se ha extendido en la sociedad. Heidi Klum, personalid­ad televisiva, escribió en su Instagram que no había podido someterse a la prueba. Al día siguiente anunció en esa plataforma que ya lo había conseguido, en un alarde de influencia social.

La frustració­n pública por las dificultad­es para ser analizado se ha constatado desde que el 20 de enero se registró el primer caso confirmado en EE.UU. Trabajador­es sanitarios y enfermos no han tenido acceso al test.

No todos buscan sacar rédito de su fama. Los Warriors, la escuadra de la NBA en la bahía de San Francisco, se ha negado a someter a sus jugadores, por ahora asintomáti­cos, ante la falta de suministro­s. Según su comunicado: “No somos mejores que nadie, tampoco peores, sólo somos un equipo de baloncesto”.

Críticas en EE.UU. porque los famosos se hacen el test sin síntomas mientras se les niega a los enfermos

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