Iglesias da por agotado el “dogma de la austeridad”
El vicepresidente reaparece remarcando el perfil social
El vicepresidente de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, reaparecía ayer, dos días después de que el Consejo de Ministros aprobase el new deal contra la pandemia, que ha sido bautizado como “escudo social”, y lo hizo para oficiar los funerales por la ortodoxia del monetarismo antiinflación y de control del déficit que dominan la UE desde que entró en vigor el euro y que se convirtió en un fórceps neoliberal tras la crisis del 2008. Su sentencia fue, en el fondo, una forma elegante de celebrar la victoria del sector del Gobierno proclive a la salida keynesiana. Él mismo, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, el titular de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, el de Transporte, José Luis Ábalos, el de Consumo, Alberto Garzón, e incluso la ministra de Defensa, Margarita Robles, enfrentados al rigorismo impuesto por los hombres de negro bruselenses, que encarnan la vicepresidenta Nadia Calviño y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
“Esta semana marca un punto de inflexión en la política económica en Europa”. La memoria de Julio Anguita, la Casandra comunista. Casandra, hija de Príamo a la que los dioses dieron el don de la clarividencia y la maldición de que sus vaticinios nunca fuesen creídos, patrona informal de los científicos agoreros de las películas de catástrofes. Sus augurios funestos sobre el euro y la política monetarista parecían reencarnados en Iglesias; al menos, vengados: “España, pero también otros países de Europa, han decidido dejar atrás los dogmas de la austeridad fiscal, que ya fracasaron en la anterior crisis, y emprender un camino diferente: frente a unas recetas que pusieron como primera prioridad de la sociedad el déficit público, por encima del empleo, la salud o la economía de los hogares, en esta ocasión hay una apuesta por afrontar esta crisis de la manera opuesta, usando las herramientas y los recursos de Estado para proteger a los trabajadores y a las familias”.
El vicepresidente de Derechos Sociales, a cuya disposición puso la ministra de Defensa, Margarita
Robles –Iglesias se confesó “emocionado y orgulloso” por la sensibilidad social de la ministra–, efectivos del ejército para atender a la población vulnerable, recibía ayer el mandato del ministro de Sanidad, Salvador Illa, de coordinar desde su vicepresidencia los servicios sociales que prestan las comunidades autónomas y los ayuntamientos. Rechinar de dientes en la brigada Aranzadi madrileña.
El “escudo social” está en construcción, habrá más medidas, prometió, aunque no quiso adelantar ninguna. Están en disputa: “Es imprescindible, tal y como están diciendo economistas de todos los países y de distintas escuelas económicas, responder a esta situación con todos los instrumentos de los que disponemos, sin escatimar esfuerzos. Los esfuerzos que no hagamos hoy serán las desgracias de mañana para muchísima gente”.
Esa rotundidad obedecía en parte al silencio de estos días. Iglesias estuvo a punto de comparecer el martes al lado del presidente Pedro Sánchez y de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, para transmitir la imagen de que el new deal era fruto del acuerdo de neoliberales y ordoliberales, por así decir, pero finalmente el presidente decidió comparecer en solitario para mayor solemnidad. Luego, fueron Calviño y María Jesús Montero –es decir, las menos entusiastas de darle a la manivela del gasto– las que tuvieron un encuentro informal con la prensa para explicar el plan. Nadie del ala keynesiana participó de la presentación de un plan que descansaba, sobre todo, en el programa de protección de trabajadores y empleadores diseñado por el ministerio de Yolanda Díaz.
Ayer, en su reaparición, Iglesias afianzó la apuesta del Gobierno por un Estado de bienestar rearmado y reafirmó la figura del presidente y el compromiso que expresó el martes. Hasta tres veces repitió Iglesias el mantra del presidente: “No dejaremos a nadie atrás”.
Illa encarga a Iglesias la coordinación de los servicios sociales de las comunidades autónomas