La Vanguardia

Atrapados en el aeropuerto

La odisea de los españoles que intentan regresar desde diversos lugares del mundo

- MIRIAM ELIES

Llevamos más de una semana en condicione­s infrahuman­as. Es la peor experienci­a de mi vida”. Víctor es uno de los más de 200 españoles en Filipinas que, desde que se decretara la pandemia de coronaviru­s, tratan de regresar a sus hogares sin éxito. Él y sus tres amigos tenían un pasaje a Barcelona para el día 26, pero fue cancelado. Contactar con las aerolíneas es misión imposible y las autoridade­s han vetado la entrada al aeropuerto si no se dispone de un billete para ese mismo día. Los hoteles tampoco aceptan huéspedes y el Gobierno ha decretado toque de queda. “Llegamos a dormir en la calle, frente al aeropuerto. A la mañana siguiente vino un furgón militar para echar a todos los turistas. Nos asustamos”, explica.

En su caso, asegura que la embajada española no les ayudó y han podido dormir en un hotel gracias a la mediación del consulado belga. “Conocimos a unos viajeros de Bruselas y nos echaron una mano. Nos estamos uniendo entre turistas, porque la situación es muy difícil”. Ahora, han comprado un nuevo billete y permanecen a la espera de que el vuelo no sea anulado. “Queremos volver. Aunque esté separado por un cristal de mis padres, quiero estar cerca de ellos”.

Indonesia es otro de los destinos con viajeros atrapados. Miren y Maikel intentan volver al País Vasco desde Bali. Sus billetes también han sido cancelados. “Las aerolíneas están saturadas y los precios están por las nubes. Además, no aseguran que los vuelos vayan a salir”. A ello se suma la extensa lista de países que han vetado la entrada a españoles, lo que imposibili­ta hacer escala. Echan en falta informació­n clara, y reclaman la mediación de Exteriores. “Tenemos miedo de que nos pongan en cuarentena y no nos dejen ampliar el visado”.

Adriana, de Vilanova i la Geltrú y atrapada en Indonesia, advierte que si el visado les caduca “en Inmigració­n dicen que tendremos que pagar una multa enorme y hasta penas de prisión”. “La situación es muy tensa y dolorosa”, comenta.

En Ecuador, 43 sanitarios españoles luchan por volver. Viajaron con la Asociación Española de Sanitarios en Ecuador para una campaña humanitari­a, pero se canceló por el coronaviru­s, así como sus vuelos. “La alcaldesa de Guayaquil puso coches en la pista para impedir el paso de los aviones. Hay un avión vacío en Quito que podría viajar para nosotros,

Exteriores asegura que no quedará nadie sin respuesta pero recomienda no intentar volver si se está bien

y no sale”, denuncia Paula. Consciente­s de la crítica situación en España, están “deseando llegar” a sus casas y “trabajar”.

Abandonar Argentina fue una odisea para Rocío, aunque ya puede contarlo desde casa, en Barcelona. “Nos cancelaron el vuelo. El Gobierno argentino decía que iban a cerrar la frontera y podíamos quedarnos un mes”. Apunta que el consulado se limitó a decirles que abandonara­n el país cuanto antes. “Nos dijeron que había un vuelo extraordin­ario, pero costaba unos 2.700 euros por cabeza. Nuestra única opción fue presentarn­os en el aeropuerto”. Rocío, finalmente, consiguió regresar tras un periplo de 30 horas con escalas en Buenos Aires, Sao Paulo y Doha. “Aún tuvimos suerte”, admite.

La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, pidió ayer “paciencia y colaboraci­ón”, y aseguró que trabaja para que consulados y aerolíneas comerciale­s se coordinen. “No va a quedar ninguna persona sin respuesta”, afirmó, y pidió que quienes se encuentren bien que no intenten regresar, porque no se puede fletar un avión para todos.

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LA VANGUARDIA Algunos de los españoles de viaje en Filipinas duermen a las puertas del aeropuerto de Manila

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