Líbranos de todo mal
Prolifera la devoción a santos y vírgenes para combatir la pandemia
Como en los tiempos de la peste o el cólera, una parte de la población acude estos días devota a las iglesias para pedir la intercesión divina ante el desastre. En Lleida, la Venerable Congregació de Nostra Senyora dels Dolors ha bajado la imagen de la Verge dels Dolors con el corazón atravesado por siete espadas, del camarín hasta el altar, acercándola a los fieles por primera vez en noventa años. “Se trata de un acto simbólico en la lucha contra la pandemia, con mensajes de leridanos –sanitarios entre otros– que nos han pedido que pongamos una vela y rezemos en estos momentos difíciles”, explican.
Se han habilitado dos turnos de oración con ofrendas y velas, con notable éxito, según el cofrade Jordi Díaz, quien advierte que “no se incita a nadie a saltarse el confinamiento, se facilita que puedan venir aprovechando que van a comprar o a trabajar”. El histórico oratorio de Dolors no podrá celebrar ningún oficio religioso esta Semana Santa pero la iglesia permanecerá abierta en horario ordinario, siguiendo las instrucciones del Obispado para “quienes individualmente quieran rezar”. Hay carteles que obligan a mantener las distancias y también gel desinfectante en la entrada. “Se quema incienso para purificar el ambiente y los bancos se limpian”.
La Confraria dels Dolors se encarga de la procesión de Viernes de Pasión, pero su Virgen ha sido reclamada otras veces contra las epidemias como pasó en 1930 cuando Lleida se vio asolada por el cólera. No era la única imagen religiosa con fama de poderes curativos. El Sant Crist del Crucifici, que actualmente se conserva en la iglesia del Carme, tuvo que salir en procesión hasta en tres ocasiones durante el siglo XIX. Según el escritor Joan Bellmunt, fue en 1834, 1854 y 1885, siempre contra el cólera. “El historiador Lladonosa describe las procesiones escoltadas por payeses que iban quemando azufre en su recorrido por todas las calles. Los payeses se hartaban de bicho y cayena porque decían que inmunizaba”, afirma Bellmunt. “La unión de la gente con un santo o una virgen como patrón para luchar contra la peste y sus efectos es el origen de hermandades o cofradías que aún existen hoy”.
Es el caso de la Germandat de Sant Sebastià de La Seu d’urgell creada en 1855, cuando un grupo de urgellencs se unieron para hacer frente a una epidemia de cólera que se extendía por todo el país. La Germandat nació como una sociedad de socorros mutuos para ayudar económicamente a los enfermos y a sus familias. Climent Miró preside ahora la entidad, que cuenta con 800 socios, descendientes de los impulsores: “Hoy somos una asociación cultural implicada en todas las actividades festivas y culturales pero no hemos perdido la función original”. Por eso, se han puesto a disposición del Ayuntamiento de La Seu y del hospital, “para colaborar a nivel logístico y económico”.
En la categoría de cristus, vírgenes y santos con propiedades curativas, Joan Bellmunt destaca a Sant Roc. “En Puiggròs, cuando el cólera de 1885 se encomendaron a él y la epidemia se acabó. Aquel mismo año, todo el pueblo hizo voto solemne y lo proclamó patrón”.
La devoción a Santos Vírgenes y las bendiciones están proliferando durante estos últimos días. En Badalona, informa Fede Cedó, en el barrio de Pomar el rector de la parroquia de Sant Sebastián habillado con las vestiduras sagradas se paseó por el barrio realizando una ceremonia de bendición. El párroco iba seguido por tres o cuatro feligreses que le asistían en su labor sacerdotal. La anécdota no pasó desapercibida y se divulgó rápidamente por las redes sociales.
Lleida ha bajado a su Verge dels Dolors junto al altar; la última vez fue en 1930 cuando la peste asoló la ciudad