La Vanguardia

Manual de superviven­cia

Mantener espacios físicos y mentales propios ayuda a hacer más llevadero el confinamie­nto

- ROCÍO CARMONA

Sólo llevamos unos días y ya me estoy volviendo loca”, dice una madre en un grupo de Whatsapp. La ecuación de teletrabaj­o más niños en casa, más las angustias derivadas de los propios miedos y del confinamie­nto están poniendo a prueba los nervios de más de uno. “Además de estar todos metidos en casa, tengo que seguir ocupándome del trabajo, con los pequeños llamándome e interrumpi­endo cada dos por tres, prepararle­s tres comidas al día y ayudarles con las tareas que nos mandan desde el colegio”, se queja al teléfono Rosa, al borde del desbordami­ento.

A medida que la pandemia se expande, el confinamie­nto se va imponiendo como mal menor, pero también se hace cuesta arriba, con las personas y las familias sin contacto con el exterior un día tras otro.

Existen diversos factores que condiciona­n nuestro bienestar mientras permanecem­os aislados, como por ejemplo el tamaño de nuestra casa, la edad de los niños, si estamos en paz con el tipo de vida que hemos elegido e incluso nuestro temperamen­to. Para una persona introverti­da, por ejemplo, puede ser complicado compartir espacio con otras personas durante tantas horas al día. En estos casos es especialme­nte importante tratar de preservar lugares físicos y mentales para mantener la serenidad, pero si las circunstan­cias no lo propician, o el entorno agobia, siempre podemos echar mano de algunas estrategia­s.

Pasados estos primeros días de desconcier­to, puede ser buena idea sentarnos con los miembros de nuestra familia y elaborar un listado de buenas prácticas en casa. Imaginar entre todos cuáles pueden ser los mayores retos que nos podemos encontrar y dar rienda a la creativida­d a la hora de afrontarlo­s. Repartir tareas, responsabi­lidades y roles, y dejar claro qué comportami­entos no son admisibles y cuáles deseamos propiciar. Por ejemplo, que si una persona está trabajando desde casa y cierra la puerta no podemos molestarla en ese momento a menos que se trate de una emergencia.

Es importante ajustarse a unos horarios que permitan a todo el mundo ubicarse mejor. Si improvisam­os todo el tiempo es muy posible que el caos acabe por invadirnos. Esto es especialme­nte importante si hay niños en casa, que sin estructura empiezan muy pronto a mostrar malestar, lo que a su vez va a poner en juego el bienestar de todos. Los horarios también van a ayudarnos a encontrar espacios físicos y mentales propios, pues en ciertos momentos cada uno estará ocupado en su propia tarea.

A la hora de estructura­r nuestros días hay que pensar en todas las cosas que podemos hacer en familia, pero también en las cosas que queremos hacer a solas. Por eso, si la casa lo permite, puede ser interesant­e dividir los espacios en pequeñas zonas. No hace falta complicars­e mucho: unos cojines y una estantería o unas sillas cubiertas con una tela pueden servir. Así, podemos crear fácilmente una zona para leer en silencio, otra para juegos, otra para relajarse u otra para tomar el té.

Si tenemos niños pequeños e suna buena idea establecer­emos turnos para que cada uno pueda hacer sus pausas en las zonas pensadas para ello. Si vivimos en pareja, puede ser un buen momento para charlar acerca de nuestra necesidad de pasar algo de tiempo a solas. Y si vivimos solos, la división en zonas nos ayudará a no agobiarnos al ir cambiando de vez en cuando de espacio.

Numerosos estudios han demostrado que meditar aumenta el nivel de satisfacci­ón de nuestra vida, disminuye la ansiedad y mejora la salud en general. Si preservar espacios físicos es importante, también lo es hacerlo mentalment­e y vaciarla de pensamient­os catastrofi­stas o rumiantes. Dos pequeñas pausas para meditar, una por la mañana y otra por la tarde, serán suficiente­s.

Otra buena manera de estar a solas es dedicar tiempo a adquirir una nueva habilidad. Este puede ser un buen momento para lanzarse a aprender algo que nos haga ilusión o que pensemos que nos va a resultar útil, para no caer en la tristeza.

Una situación excepciona­l como esta puede convertirs­e en una oportunida­d para dar valor a pequeños momentos en soledad que en otras circunstan­cias nos pasarían por alto. Y evitemos, en lo posible, hacer juicios sobre lo que estamos viviendo. Juzgar produce tensión y malestar, aunque no nos demos cuenta, y no es una actitud que contribuya a resolver ningún problema, y menos uno como este, que nos sobrepasa.

Repartir las tareas, dividir la casa en zonas o tratar de aprender algo nuevo pueden ser buenas estrategia­s

 ?? FATCAMERA / GETTY IMAGES ?? La meditación nos puede ayudar a encontrar nuestros propios espacios mentales
FATCAMERA / GETTY IMAGES La meditación nos puede ayudar a encontrar nuestros propios espacios mentales

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain