La Vanguardia

Francia pide a los confinados sin trabajo que vayan a ayudar al campo

El ministro de Agricultur­a dice que hay 200.000 empleos para recoger cosechas

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

El ministro de Agricultur­a francés, Didier Guillaume, hizo ayer un llamamient­o a quienes están confinados en sus casas y no pueden trabajar a distancia para que vayan al campo a ayudar a los granjeros. En una entrevista televisada, Guillaume se dirigió expresamen­te a “los franceses sin actividad”, entre los que mencionó a los camareros, recepcioni­stas de hotel y peluqueros para que se sumen “al gran ejército de la agricultur­a francesa”.

La propuesta de Guillaume, propia de los tiempos de guerra, plantea, a priori, obvios problemas de puesta en práctica, pues de realizarse se rompería la cuarentena a que está sometida la mayoría de la población y se produciría un masivo trasvase de gente por la geografía nacional, con el riesgo de contagio del Covid-19 que ello supondría. Además, no parece muy fácil reciclar con rapidez a peluqueros o camareros en agricultor­es que hagan con eficacia la función. ¿Dónde se alojarían? ¿Con quién dejarían a sus hijos, si los tienen?

El ministro, sin embargo, insistió en que hay en este momento 200.000 puestos de trabajo vacantes en el sector agropecuar­io que podrían cubrirse de inmediato. La necesidad más perentoria es recoger las cosechas. Según Guillaume, el agro francés padece “una cruel falta de mano de obra”. Para el ministro, existe “necesidad de solidarida­d nacional para que podamos comer”.

En paralelo, el titular de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, apeló al “patriotism­o económico” y exhortó a las grandes cadenas de distribuci­ón a comprar productos franceses para así favorecer a los agricultor­es y ganaderos galos ante el cierre de sus mercados exteriores. A juicio de Le Maire, la situación histórica más similar a la que estamos viviendo fue la Gran Depresión de 1929, después del crac bursátil. De nuevo no descartó utilizar las medidas más drásticas del arsenal político, como la nacionaliz­ación de empresas para evitar que quiebren. El ministro se refirió asimismo a los problemas que pueden tener muchos inquilinos para pagar el alquiler, y solicitó a los caseros que consientan aplazamien­tos.

El Gobierno está a la defensiva por lo que respecta a su estrategia puramente sanitaria para hacer frente a la crisis. La crítica más persistent­e tiene que ver con la falta de mascarilla­s y demás material para tratar a los enfermos de coronaviru­s. También hay mucha presión para que levante trabas

“Hay necesidad de solidarida­d nacional para que podamos comer”, advierte Didier Guillaume

ante tratamient­o como el de la cloroquina, sobre el que hay una encendida discusión nacional. En la Asamblea Nacional, el ministro de Sanidad, Olivier Véran hubo de salir al paso de los reproches de una diputada que lamentaba que en Francia no se hayan utilizado métodos más agresivos para aislar a los pacientes e identifica­r a todas las personas con las que pudieron estar en contacto. Véran se defendió con el argumento de que Francia es un país democrátic­o y no puede aceptar lo que ha hecho, por ejemplo, Corea del Sur, donde se ha recurrido a los contactos en el teléfono móvil de los pacientes infectados para alertar a su entera lista de contactos.

En el palacio del Elíseo se reunió el comité científico que asesora en esta crisis. Su principal conclusión es que el confinamie­nto, para ser efectivo, debería prolongars­e durante al menos seis semanas desde su puesta en marcha; es decir, todavía cinco semanas más. Ese parece el escenario que privilegia el Gobierno, siempre que las cosas vayan bien. El ministro de Educación, Jean-michel Blanquer, dijo en una entrevista, el lunes, que se piensa en el lunes 4 de mayo para una eventual reapertura de las escuelas. No está previsto, por ahora, alargar el curso durante el verano.

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