Trump afirma que la crisis económica puede causar más muertes que el virus
El presidente propone “reabrir el país” y “llenar las iglesias” el domingo de Pascua
Era un espejismo. Tras asumir de golpe la gravedad de la pandemia del coronavirus e impulsar medidas para ralentizar su propagación, el presidente estadounidense, Donald Trump, ayer volvió a poner en duda el nivel de amenaza y apostó por reactivar la economía cuanto antes. La Organización Mundial de la Salud, sin embargo, advirtió que Estados Unidos a la vista de la “enorme aceleración” de casos, tiene potencial para convertirse en el nuevo epicentro mundial del virus.
El objetivo de Trump es reabrir el país y “llenar las iglesias” el domingo de Pascua”, anunció ayer desoyendo las advertencias de los expertos en salud pública, que no creen que en dos semanas y media sea seguro levantar las restricciones. El doctor Fauci se mostró escéptico sobre el plan: “Puedes marcarte una fecha” pero “debes ser flexible”, dijo la máxima autoridad en epidemiología del país. Mientras tanto, las redes se llenaban de mensajes de indignación por la sugerencia de que Estados Unidos debe asumir la pérdida de vidas humanas para salvar la economía, como defienden sin ambages algunas figuras conservadoras más allá de Trump. El subgobernador de Texas, el republicano Dan Patrick, dijo anteanoche que él y “otros abuelos” están dispuestos a “sacrificar” sus vidas para salvar la economía por sus hijos y nietos.
Mientras las autoridades sanitarias se desgañitan para que la población se tome en serio las restricciones y limite al máximo el contacto social, Trump ha empezado a hacer campaña por relajarlas cuanto antes y dejar claro a Wall Street que la economía no va a estar parada varios meses. Los quince días que el Gobierno federal se ha dado para ralentizar el virus se cumplen el próximo lunes y la Casa Blanca no quiere que la situación actual se prolongue mucho más.
“Todos los años perdemos gente por la gripe y no paramos el país por eso. Muere mucha más gente en accidentes de tráfico y no por eso les decimos a los fabricantes de coches que paren la producción”, insistió durante un programa en
Fox News emitido en directo desde de la Casa Blanca. El nuevo lema de Trump para algunos comentaristas de la cadena es que “el remedio no puede ser peor que la enfermedad”. La situación actual, dice, está provocando “ansiedad y depresiones” y va a haber “miles de suicidios”. “Si retrasamos la reapertura vamos a perder más gente que por la situación [sanitaria] en sí”, aventuró el presidente.
“Tenemos gente llena de vigor y de energía que no quiere estar encerrada (...). Puedes destruir el país así. Hace tres semanas éramos el país más próspero del planeta... Podemos distanciarnos socialmente y volver a trabajar, lavándonos más las manos”. Es lo que reclama en un editorial de The Wall Street Journal: “Ninguna sociedad puede salvaguardar la salud pública por mucho tiempo a costa de la economía”.
Idiosincrasias de la actual Administración aparte, el debate en EE.UU. sobre el equilibrio entre la salud pública y la economía ilustra las dificultades de los gobiernos para tomar medidas contundentes contra el virus mientras no haya sobre la mesa o en el horizonte inmediato cifras de mortandad dramáticas. La línea de contagios apunta al norte y avanza a un ritmo superior
La OMS advierte que Estados Unidos puede convertirse en el próximo foco mundial del coronavirus
al de otros países pero las cifras absolutas siguen siendo relativamente bajas (53.600 casos y 700 muertes para un país de 327 millones de habitantes) y la Casa Blanca insiste cada vez más en que la mayoría de afectados tiene síntomas leves.
Su idea es modular las medidas según la edad y áreas geográficas. A la vista de la grave situación en Nueva York, ayer recomendó a todos los que hayan pisado la ciudad en los últimos días ponerse preventivamente en cuarentena. Los planes de Trump pueden topar con la oposición de algunos estados, que en muchos casos han adoptado medidas más agresivas que las que la Casa Blanca aconsejaba para frenar los contagios y proteger la capacidad de sus sistemas de salud.