La Vanguardia

Siete empleados, tras 27 bajas, cuidan a 63 residentes

- MARTA RICART

Patrícia estaba ayer desesperad­a tras dos días sin poder hablar por teléfono con su abuelo, de 88 años y con patología coronaria, ingresado en una residencia de Barcelona, Marvi Park. En medio de la pandemia de coronaviru­s y con informacio­nes diarias de cómo afecta a los ancianos, tenía poca informació­n e inquietant­e.

En el centro, el sábado hubo una residente que dio positivo de coronaviru­s. Dos empleados dieron positivo y tres más se quedaron en casa con fiebre. Y a partir de ahí, una veintena de empleados se cogieron bajas y anunciaron que no irían a trabajar por miedo al contagio y a transmitir el virus a sus familias.

Así, en la residencia sólo hay seis trabajador­es (un auxiliar por turno y personal de limpieza, cocina y sanitario) más la directora, Isabel Martínez. Siete personas, de un total de 35, para cuidar a los 63 residentes, admitió la directora. Añadió que la mayoría de jubilados están bien y que ayer se derivó a uno a un centro médico. Según el Departamen­t d’afers Socials, unos 10 tendrían síntomas de coronaviru­s pero se han aislado dentro del centro. Martínez explicó que el escaso personal no sale del centro para cuidar a los residentes. Y que voluntario­s de Médicos sin Fronteras conocidos suyos les ayudaron a reorganiza­r a los residentes para reducir el riesgo de contagio.

Patrícia estaba preocupada por si los residentes podrán ser cuidados adecuadame­nte, pues muchos tienen problemas cognitivos. Y por saber si su abuelo tiene síntomas del Covid-19. Según la directora, se informa a las familias, cuando se puede, sobre todo de los pacientes con síntomas, pero están desbordado­s.

Las familias (comparten un chat de Whatsapp)llamaron a todas las institucio­nes para pedir ayuda. Afers Socials explicó que la residencia no comunicó el lunes su situación al Consorci de Serveis Socials. Ayer, se envió un equipo al centro para evaluar la situación y la conselleri­a dijo que dará prioridad a esta residencia para hacerle llegar el material de protección que reclaman los profesiona­les y para buscar refuerzos de personal. También se tranquiliz­ó a algunas familias.

¿Qué pasará con los empleados de baja? La directora dice que algunos llevan años en el centro y han llamado disculpánd­ose, pero que se sentían incapaces de lidiar con el Covid-19. Salut y el CAP de la zona harán seguimient­o de los residentes para sus curas y por si hay más positivos.

Patrícia está preocupada por su abuelo, que está en una residencia casi sin personal

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