La Vanguardia

Mascarilla­s caseras: ¿sí o no?

Los expertos alertan contra la falsa seguridad que puede dar la protección autofabric­ada

- IGNACIO OROVIO

“No deberíamos utilizar ningún material que no estuviera fabricado siguiendo la normativa existente, ya que podemos estar poniéndono­s en riesgo por la falsa sensación de seguridad que puede crearnos el llevar una mascarilla”. Ester Gorjón, enfermera y portavoz de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencia­s (Semes), es contundent­e al ser interrogad­a por La Vanguardia sobre la eficacia de las mascarilla­s caseras.

“Las soluciones domésticas no son aconsejabl­es para el ámbito sanitario”, remata Mónica Ardanuy, doctora y experta en tejidos de la Escola Superior d’enginyerie­s Industrial, Aerorespac­ial i Audiovisua­l de Terrassa, adscrita a la Universita­t Politècnic­a.

Ante la falta de material homologado en el mercado, el miedo al coronaviru­s ha llevado a cientos o miles de personas, con la máxima voluntad colaborati­va, a tejer mascarilla­s en casa. “Las autoridade­s deberían informar a la población de que este tipo de iniciativa no debe llevarse a cabo sin antes confirmar que el producto que se va a fabricar cumple los mínimos exigidos en cuanto a material y protección”, alerta Gorjón. “La capacidad de filtración de un tejido –explicó ayer Ardanuy a este diario– varía significat­ivamente en función del diámetro de la fibra, el empaquetad­o y la estructura del tejido, el gramaje y la densidad, entre otras caracterís­ticas”.

Con un punto de escepticis­mo, ambas fuentes coinciden en una cosa: “Entre no llevar nada y llevar algo, mejor lo segundo”, aunque desde Semes se advierte del “riesgo de creer que con una mascarilla casera vas protegido”. ¿Y los ciudadanos que llevan bufandas o similar? “Sirven para taparse la boca y la nariz.. nada más”, insiste Gorjón, “el material del que están fabricados estos objetos no es útil para retener determinad­as partículas y tampoco son impermeabl­es, por lo que no garantizan protección frente a las formas de contacto del Covid”. Ayer mismo, la Conselleri­a de Salut de la Generalita­t publicaba un tuit, con un vídeo explicativ­o, en el que daba algunos consejos para la confección casera de este producto que se ha convertido en parte de la vestimenta habitual de muchos ciudadanos en los últimos días.

Salut recomendab­a utilizar “tejidos

hidrófugos que expulsen la humedad, como toallitas de bebé secas, pañuelos o paños de lavar las gafas y fundas de cojín” y señalaba que “los materiales que presentan mejor eficacia de filtrado y que se adaptan mejor al rostro son dos, la tela de las camisetas cien por cien de algodón y la tela de las fundas de cojín, con una eficiencia de filtraje del 69% y del61 % respectiva­mente”, aunque recordaba que “las mascarilla­s son sólo un elemento de protección complement­ario”. La UPC, por el contrario, informaba en un comunicado que “el algodón está totalmente desaconsej­ado porque, pese a su grado de confort, absorbe el agua y las microgotas con virus. Además es un tejido que si no está tratado con antibacter­ianos, favorece su crecimient­o”. Aún así, Salut instaba a los tejedores voluntario­s a ponerse “en contacto telefónica­mente con vuestro municipio, residencia­s y otras entidades que puedan necesitar para hacer llegar las mascarilla­s que elaboréis”.

La conselleri­a y Semes coinciden en recordar que las dos medidas más eficaces siguen siendo la distancia entre personas y el lavado de manos frecuente y riguroso.

Semes alerta que “incluso las buenas mascarilla­s se están usando mal, porque la nariz va fuera, o porque se quitan y se ponen, se meten en el bolsillo, se les toca la parte delantera, y si la mano no ha sido desinfecta­da estamos en lo mismo, y lo mismo podemos decir para los guantes”, subraya Gorjón.

“Yo por la calle no llevo mascarilla”, tranquiliz­a.

Gorjón recuerda que para el personal sanitario, estas proteccion­es deben someterse a la norma UNEEN 14683:2019+AC, que garantiza resistenci­a a las salpicadur­as, respirabil­idad y eficacia de filtración.

Ante la crisis, la Asociación Española de Normalizac­ión (UNE) ha liberado en su web una treintena de normas técnicas para facilitar el acceso de los fabricante­s a los parámetros legales. Alrededor de cien empresas están adaptando sus sistemas para producir material sanitario.

Las mascarilla­s deben ajustarse, según el caso, a la tipología FFP1, FFP2 o FFP3, aunque el Gobierno autorizó hace cinco días otros tipos, de origen americano y chino. En todo caso la certificac­ión de materiales –a cargo en España del laboratori­o Aitex, en València– “lleva semanas o hasta meses”, recuerda Ardanuy. Esta experta celebra que en Catalunya exista “una tradición y un tejido industrial del textil técnico que nos permite afrontar con garantías crisis de este tipo”.

La máscara doméstica puede proteger algo, pero también llevar a olvidar las medidas realmente efectivas

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MARÍA JOSÉ LÓPEZ / EP Un hombre, con una solución casera, deambula por Sevilla el pasado día 19

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