La Vanguardia

La poción mágica de Uderzo

- Jordi Canyissà

Una pregunta lanzada por Albert Uderzo hace tres años se vuelve hoy muy pertinente: “¿Tengo que esperar hasta que muera para que la gente empiece a hablar bien de mí?”. Uderzo consiguió fama y dinero gracias a Astérix, pero el éxito y sobre todo la voluntad de seguir la serie en solitario tras la muerte del cocreador y guionista, René Goscinny, en 1977, ensombreci­ó su figura como dibujante. Goscinny era parte esencial del éxito de Astérix porque le imprimió su torrencial humor, pero Uderzo supo trasladar como nadie la expresivid­ad y el nervio de los guiones de su amigo en unas páginas de una pulcritud y una belleza incomparab­les. Uderzo es uno de los nombres esenciales del cómic francobelg­a. Su estilo nace influencia­do por el Walt Disney de las primeras aventuras de Mickey, con esos personajes que parecen hechos de goma. Junto con otro grande de la historieta, André Franquin, fijó un estilo gráfico humorístic­o que se convertirí­a en canónico de tanto que fue imitado.

Uderzo se estrenó alternando el dibujo realista con el humorístic­o, pero la faceta humorístic­a ganó definitiva­mente terreno tras conocer a Goscinny en París en 1951. Juntos crearon las aventuras de Umpa-pa y, en 1959, su gran éxito: Astérix. Con Astérix el cómic europeo entra en una nueva etapa y los adultos se acercan a la historieta sin complejos, atraídos por unas aventuras que juegan con varios niveles de lectura. En la calle se adoptan expresione­s sacadas de sus álbumes –“Están locos estos romanos”– y se habla del personaje en radio y televisión. Acaba de nacer el fenómeno Astérix, tal como lo definió el semanario L’express en 1966. En ese mismo año, Astérix y los normandos logra una tirada inicial de 1,2 millones de ejemplares, muy lejos de los 6.000 ejemplares del fundaciona­l Astérix el galo.

Es muy probable que tengan un álbum de Astérix en casa. Elijan uno al azar y destinen diez segundos, quince, a mirar con detalle una viñeta de Uderzo. Verán la expresivid­ad de los personajes. La chispa de sus miradas. El movimiento de sus cuerpos. El encanto con el que retrata los decorados.

La viñeta de cómic es una entidad modesta, destinada a ser atravesada por la lectura, a ser descifrada rápidament­e para conocer el desarrollo de la historia, pero con el pincel de Uderzo adquiere valor de obra de arte. Elijan cualquier imagen porque Uderzo no hizo jamás una viñeta mala. Y eso es algo al alcance sólo de los más grandes. ¡Por Tutatis!

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