La Vanguardia

Edipo, contra la plaga de Tebas

- Josep Playà Maset

Es conocido el complejo de Edipo, pero no tanto el contexto de donde procede: Edipo Rey, de Sófocles. El rey Edipo manda a Creonte consultar el oráculo de Delfos para buscar un remedio ante la plaga que azota la ciudad de Tebas (la respuesta era que debía descubrir el asesino del rey Layos, su padre, y finalmente averiguará que fue él mismo). “¡Ay, ay de mi! Males me abruman sin cuento. Todo mi pueblo está invadido de la peste, y no halla la mente armas con que atajarla. No crecen los retoños de nuestra afamada tierra, ni son fructuosos los acerbos dolores de las madres en sus partos (...) Así se consume mi patria con infinitas muertes, yacen sus hijos sin que nadie los llore” (trad. Ignacio Errandonea).

La noción de epidemia toma su dimensión mitológica y literaria en la tragedia griega, y en concreto en esta obra de Sófocles (496406 a.c.). La peste como metáfora de la violencia que se expande de forma contagiosa.

En otra de las grandes obras clásicas, la Ilíada, de Homero (s. VIII a.c.), el canto I empieza con una epidemia de peste enviada por Apolo sobre el ejército de Agamenón, en represalia por haber raptado a la hija de uno de sus sacerdotes “El hijo de Leto y de Zeus, airado con el rey, suscitó en el ejército maligna peste, y los hombres perecían (...) Tendremos que volver atrás, yendo otra vez errantes, si escapamos de la muerte; pues si no, la guerra y la peste unidos acabarán con los aqueos” (trad. Luis Segalà).

También Tucídides, en Historia de la Guerra del Peloponeso (s. V a.c.), evoca la peste que en cuatro años mató a una tercera parte de la población de Atenas (aunque ahora se cree que pudo ser el tifus o el dengue). “La gente se sentía afectada de repente, sin señal precursora, estando en buena salud. Se notaba violentes calores en la cabeza, los ojos estaban rojos e inflamados ; en el interior, la faringe y la lengua se volvían sangriento­s, la respiració­n irregular, el aliento fétido. A estos síntomas sucedían el estornudo y la ronquera; poco tiempo después, el dolor alcanzaba el pecho, acompañánd­ose de tos violenta…”.

En la mentalidad griega, la propagació­n de las plagas eran una especie de castigo divino por algún crimen o acto indigno realizado contra el orden natural.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain