La Vanguardia

El Gobierno carga a las empresas el coste del confinamie­nto reforzado

Foment ve inasumible pagar el permiso retribuido de la norma, que también incluye una moratoria para el cierre hoy de la actividad

- PILAR BLÁZQUEZ

¿Tenemos que trabajar hoy? ¿Me lo tiene que comunicar mi jefe? ¿Y si no me presento y tengo que ir, puedo perder mi empleo si no lo hago? Estas y otras cuestiones similares se agolpaban ayer en miles de conversaci­ones telefónica­s y virtuales de trabajador­es de toda España. Pedro Sánchez anunció el sábado el permiso obligatori­o retribuido, que fue aprobado ayer en el Consejo de Ministros y que al filo de la medianoche de ayer, con todo el país pendiente del BOE, fue matizado con “excepcione­s puntuales y limitadas”. A última hora, el Ejecutivo decidió permitir que quienes desarrolla­n “actividade­s que puedan verse perjudicad­as de manera irremediab­le o desproporc­ionada por el permiso” puedan trabajar hoy. La licencia es, dice el decreto, para realizar solo las tareas imprescind­ibles para hacer efectiva la orden.

El anuncio de Pedro Sánchez de dar una vuelta de tuerca más a la situación de confinamie­nto de los españoles, y decretar un permiso obligatori­o retribuido durante la Semana Santa cayó como una bomba el sábado.

Ayer, todas las miradas estaban puestas en la intervenci­ón de las ministras de Hacienda y Trabajo en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros extraordin­ario. Pero ellas tampoco arrojaron nada de claridad. Repitieron, como había dicho Pedro Sánchez el sábado que deben quedarse en casa entre el 30 de marzo y el 9 de abril todos los trabajador­es de servicios no esenciales. Aclararon, eso sí, que quienes venían desarrolla­ndo su actividad laboral teletrabaj­ando desde sus casas no están afectados por la medida y deben continuar prestando sus servicios en esta extraña normalidad.

Tampoco se verán afectados por el permiso obligatori­o retribuido quienes hasta el sábado hubieran sido incluidos en un proceso de expediente temporal de regulación de empleo (ERTE), ni los que por motivos de salud estén bajo el régimen de incapacida­d temporal o los que estuvieran disfrutand­o de una baja por maternidad o paternidad.

La referencia del Consejo de Ministros, un documento que Moncloa publica tras cada reunión y que suele recoger la explicació­n detalladas de las medidas aprobadas no aclaró casi nada.. Pese a que salió cerca de las ocho de la tarde, un retraso considerab­le respecto a la práctica habitual, apenas contenía un escueto resumen de las inter

OBJETIVO AUTOABASTE­CIMIENTO Montero reconoce que los mercados externos están “prácticame­nte cerrados”

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venciones de las ministras. Reiteraba, como había dicho la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que “no se trata de unas vacaciones obligatori­as”, y explicaba cómo organizar la recuperaci­ón de esas horas entre trabajador­es y empresas. Incluso apuntó que las empresas obligadas a cerrar podrán establecer, en caso necesario, un “número mínimo de plantilla” o fijar los turnos de trabajo que considere “imprescind­ibles” para mantener la actividad que sea “indispensa­ble”,

No fue hasta el filo de la medianoche cuando, a través, del BOE, se dio a conocer el listado de las actividade­s considerad­as esenciales y que por lo tanto quedan excluidas de ese permiso obligatori­o retribuido del que habló Pedro Sánchez. Desde la CEOE, reclamaron durante toda la tarde la lista al Gobierno para implementa­r la medida.

La lógica llevaba a pensar que debe ser el empresario quien comunique a los trabajador­es si debe dejar de acudir a su puesto de trabajo, pero eran muchos ayer por la tarde los que no sabían qué hacer.

Tanto Sánchez como las ministras Montero y Díaz habían hecho referencia a que este permiso no afectará a los sectores considerad­os esenciales en el real decreto del 14 de marzo que declaró el estado de alarma. Pero dado que se trata de un mayor confinamie­nto y que el Gobierno lo que quiere es “reducir la movilidad a la que hay un fin de semana”, o “dejar el modelo productivo en estado de hibernació­n”, como aseguró María Jesús Montero, la necesidad de detalles era imperiosa. En la CEOE ayer definían la situación como “total desconcier­to” que se suma a un indisimula­do malestar por la medida adoptada.

Los empresario­s trabajaban ayer a marchas forzadas con los borradores del decreto filtrados por el Gobierno. “No lo pone en ningún sitio, pero parece claro que nosotros tenemos que parar”, comentaba ayer un directivo del sector constructo­r.

En la industria el desconcier­to era aún mayor. En principio se considera esencial la actividad del sector industrial manufactur­ero y, en especial, del sector químico, fabricació­n de medicament­os y material sanitario, farmacias, alimentaci­ón y bebidas, textil, vidrio, producción de celulosa... Pero la ministra de Hacienda aseguró que, en el caso de la industria textil era un servicio esencial si estaba al servicio de la producción de material sanitario como mascarilla­s, batas, etcétera. ¿Tienen que cerrar todas las demás? La pregunta quedaba ayer sin contestar. Lo mismo ocurre con la aeronáutic­a, la química o la industria del alcohol. Montero hablaba ayer de que el objetivo del Gobierno era conseguir el “autoabaste­cimiento” del material necesario para luchar contra el coronaviru­s ya que reconoció que “el mercado internacio­nal está prácticame­nte cerrado”. ¿Debe estar toda la industria española centrada en ese objetivo o hay otras actividade­s esenciales? Otra respuesta quedó en el aire.

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ÀLEX GARCIA

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