El tráfico en Barcelona se reduce a niveles nunca vistos
El centro de operaciones del Ayuntamiento supervisa una ciudad nunca antes vista, semiparada
“Nunca había visto la ciudad así, el descenso del tráfico es fortísimo, muy superior al que tenemos los festivos y en vacaciones, hay momentos en los que no vemos a nadie en las rondas”, afirma Roberto Ríos, responsable del centro de gestión de la movilidad del Ayuntamiento de Barcelona. Este ingeniero lleva 20 años controlando la circulación urbana, que a raíz de la crisis del coronavirus que ha paralizado la actividad se ha reducido espectacularmente. Los operadores de la sala del edificio municipal de Torrent de l’olla tienen una visión privilegiada de este recorte, globalmente cercano al 75% respecto a los valores habituales los días laborables. Un descenso que se prevé mayor a partir de hoy debido a las mayores restricciones fijadas ayer por el Gobierno. Este insólito escenario, sin embargo, precisa de una mínima infraestrucrente tura que asegure que lo que los escasos vehículos que ahora se mueven lo hagan en óptimas condiciones, sobre todo de seguridad.
“En este momento excepcional, los hábitos, las recomendaciones, las prioridades para desplazarse... todo ha cambiado”, señala Rosa Alarcón, concejal de Movilidad. “Hace falta tener muy claro que estamos en una situación de emergencia –prosigue–, pero hay servicios que no se pueden detener; es imprescindible que alguien vele para que los vehículos de los cuerpos de emergencia, el transporte alimentario y de productos de primera necesidad, del transporte público y otros servicios esenciales puedan circular con seguridad por la ciudad”. Así, destaca la edil, “las salas tienen que estar activas para avisar de cualquier incidencia que se pueda producir y resolverla lo antes posible”.
El funcionamiento de la macrosala de pantallas de Torrent de l’olla, que acoge el control de movilidad, de las rondas y del espacio público, está en el entorno del 20% de lo normal, con muchos menos efectivos presenciales y otros teletrabajando, detalla Manuel Valdés, geadjunto de Movilidad e Infraestructuras del Ayuntamiento. Un dispositivo, asegura, “suficiente para dar respuesta a la actual situación en la que ha caído la actividad y, por tanto, también las incidencias”. El personal, recuerda, “es muy especializado, hay que aislarlo al máximo del contagio y tener siempre un retén en reserva por si se necesita activar”. Así, insiste,
“aunque al ralentí, el centro sigue funcionando las 24 horas todos los días”. Un dato da idea de la relevancia de esta instalación: la ciudad tiene 1.790 cruces semaforizados y el sistema se telecontrola desde ahí.
Ricardo Lahoz es operador de la central que controla el espacio público, que ocupa buena parte de la misma sala. Desde las distintas posiciones –ahora en mínimos– se vigila que cualquier incidencia llegue desde el 010, la web o la app móvil Bústia Ciutadana –sistemas estos días mucho menos usados que de costumbre–, bien vía Guardia Urbana o a través del personal municipal que está en la calle, se registre y se active su resolución. “La esencia de nuestro trabajo no ha cambiado, es la misma, pero la carga ha bajado mucho”, explica este técnico. La diferencia, como en las reparaciones de edificios, es que ahora sólo se atienden urgencias. Pero sigue habiendo incidencias (caídas de árboles, problemas con la recogida de residuos urbanos o bolardos retráctiles que se estropean...).
Lahoz aprovecha su turno de trabajo en casa para avanzar en labores de previsiones y de análisis. Y apunta que “todo esto que está pasando nos sirve para pensar en nuevas situaciones que puedan producirse en el futuro, como gestionar los servicios públicos de la ciudad”.
EL RITMO DE LA CIUDAD BAJA...
La instalación que supervisa a distancia el día a día de la ciudad funciona al 20%
...Y LAS INCIDENCIAS TAMBIÉN El servicio se adecua a la demanda, que estos días recibe escasos avisos