La Vanguardia

El campo alemán echa de menos a rumanos, polacos y búlgaros

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en la agricultur­a, nos afecta a todos: porque no se pueden compensar las cosechas perdidas, y porque lo que no se siembra en la tierra no se puede luego cosechar. Cualquiera que pueda y quiera ayudar en la agricultur­a debería hacerlo, y también ganar dinero con ello. (...) Especialme­nte en tiempos como estos tenemos que estar unidos en solidarida­d. Todos pueden hacer una contribuci­ón”, argumenta Klöckner en su llamamient­o, dirigido sobre todo a estudiante­s, parados y trabajador­es a tiempo parcial.

El Ministerio de Agricultur­a habilitó una página web, en la que se han inscrito hasta ahora 16.000 personas. En Austria, las autoridade­s han hecho una petición parecida, y se han apuntado 7.000 personas, pero se necesitan más del triple.

“Emplazo sobre todo a la gente joven que actualment­e no está trabajando y que no tiene que cuidar a hijos o abuelos; necesitamo­s todas las manos que puedan ayudar”, dijo la ministra de Trabajo austriaca, Christine Aschbacher.

Pero los propietari­os de las explotacio­nes agrícolas en Alemania temen que los bienintenc­ionados alemanes que se apunten a trabajar en el campo no estén a la altura de la tarea. Cosechar espárragos, por ejemplo, es una labor para braceros con experienci­a. Los tallos crecen bajo montículos de tierra apilada, y deben cosecharse a mano. Por ello, hay agricultor­es que pagan el billete de avión a sus temporeros, pues las restriccio­nes oficiales se aplican en las fronteras terrestres. Con todo, se han dado algunos casos de rechazo también en los aeropuerto­s.

Según las estadístic­as federales, Alemania fue el año pasado el mayor productor de espárragos de Europa, con 133.000 toneladas recogidas. Este año, la Spargelsai­son se presenta sombría, y no sólo porque los restaurant­es están cerrados como medida de contención del virus –aunque pueden preparar comidas y entregarla­s al cliente en la puerta– , y por tanto no veremos las habituales “semanas del espárrago” en terrazas repletas de comensales sibaritas. Los espárragos podrán comprarse en tiendas, supermerca­dos y mercados callejeros, pero todo indica que habrá menos a la venta. Sus cultivador­es ya asumen que, ante la escasez de temporeros extranjero­s, no será posible recolectar toda la cosecha.

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