La Vanguardia

Suecia afronta el virus con medidas relajadas pese a registrar 105 muertes

- ESTOCOLMO

Las calles de Estocolmo están tranquilas, pero no desérticas. La gente todavía tiene tiempo y ánimo para sentarse en las terrazas de los cafés del centro de la capital sueca, los floristas siguen vendiendo ramos y plantas, y los adolescent­es continúan sentados y charlando en torno a un banco en el parque. Hay quienes todavía se saludan estrechánd­ose la mano o incluso abrazándos­e. Después de un invierno largo y negro, como suelen ser los inviernos escandinav­os, los suecos celebran sus rituales primaveral­es relativame­nte ajenos al coronaviru­s, que sin embargo ha hecho mella en el país con casi 3.500 casos y 105 muertos. A diferencia de muchos ciudadanos en decenas de países, no se han confinado en casa, siguen disfrutand­o de restaurant­es y tiendas abiertas, y salir a la calle no supone ninguna aventura, más bien una alegría después de tantos días de pocas horas de sol, mucha lluvia y mucha nieve.

Las autoridade­s suecas han recomendad­o a la población que mantenga la distancia social, que se apunte al teletrabaj­o desde casa y, si es posible, que los mayores de setenta años se aíslen en sus casas como primera medida de precaución.

Con todo, y comparado con las órdenes de confinamie­nto más o menos estrictas en la mayoría de países afectados por el Covid-19, la respuesta del gobierno da margen a una relativa libertad personal. No se puede estar en la barra tomando algo, pero si se puede consumir en las mesas de los bares para no tener que optar por la comida para llevar. Los institutos y universida­des están cerradas, pero las escuelas y las guarderías siguen con sus clases presencial­es como siempre. “Suecia es, al menos en la escena europea, un caso aparte y creo que eso es bueno”, concluye Johan Giesecke, el antiguo jefe de epidemiolo­gía de la Agencia sueca de la salud, un organismo gubernamen­tal . A su juicio, otros estados europeos “han tomado decisiones políticas precipitad­as” en vez de atenerse a las recomendac­iones de los científico­s, asegura.

Sin embargo, algunos científico­s en Suecia creen que la actitud del gobierno de Stefan Lövgren es irresponsa­ble. El país, con 10 millones de habitantes, no está exentos de muertes, con las 105 ya registrada­s. Por eso, unos 2000 académicos firmaron una carta abierta en la que piden más transparen­cia y medida. Sten Linnarsson, un profesor del prestigios­o Instituto Karolinska comparó la gestión del virus como el de dejar los fogones de la cocina abiertos para luego tener que apagar el incendio.

Bares abiertos y sin confinamie­nto, el Gobierno sueco recibe las críticas de parte de la comunidad científica

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DAVID KEYTON / AP Normalidad en una de las calles de Estocolmo el miércoles pasado

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