Mi hijo se engancha a las pantallas
El reto de gestionar el uso abusivo de los dispositivos de entretenimiento digital durante el confinamiento
Los primeros estudios publicados durante la cuarentena auguraban que los niños estarían expuestos a las pantallas hasta un 50% más a causa del cierre de los colegios y el confinamiento en casa. Se antojaban prospecciones muy optimistas. Casi dos semanas después, los datos nos acercan a la realidad: la actividad online de los menores españoles ha aumentado un 180%, según un análisis de la plataforma de seguridad y bienestar digital para las familias Qustodio. Las previsiones indican que la cifra no hará más que crecer conforme se alargue la reclusión.
Psicólogos y expertos en nuevas tecnologías advierten de la necesidad de gestionar el uso abusivo de las pantallas durante este periodo de aislamiento forzado. Las guías de actuación destinadas a los padres de niños pequeños y adolescentes incluyen numerosos consejos para afrontar esta situación: establecer rutinas supervisar los contenidos que consumen los menores; impedir que se “bunkericen” en su habitación; priorizar actividades creativas y juegos de mesa; limitar el uso de videojuegos; o instarles a que hagan ejercicio físico.
“El coronavirus nos impulsa hacia una nueva era de conectividad. Las familias tendrán que tomar medidas para que el tiempo frente a las pantallas no se convierta en la mayor parte de la vida de sus hijos y para protegerles de los peligros online, como los acosadores y los contenidos violentos y pornográficos”, advierte Eduardo Cruz, director ejecutivo de Qustodio,
Ocurre que en muchos hogares no se dan las condiciones necesarias para que se puedan ejecutar estas pautas. Los padres que trabajan desde casa a duras penas dan abasto para cumplir con sus responsabilidades laborales. También deben ayudar con los deberes, comprar, cocinar y realizar las tareas domésticas. Destinar tiempo a entretener a los hijos es una carga añadida. Limitar su exposición a las pantallas, una quimera.
“Esta semana he pasado consulta con jóvenes que pasan más de doce horas al día conectados” confiesa José Ramón Ubieto, psicólogo clínico y psicoanalista. “Y no me extraña; clases online y deberes; videollamadas con amigos y familia; series; clases de zumba o aerobic por Youtube; Instagram, Whatsapp, Tiktok, contenidos por streaming, el telediario,... Si haces cuentas, los adultos estamos en esas cifras también”, reflexiona.
La cuestión es: ¿hasta qué punto es preocupante que nuestros hijos adquieran estos hábitos, aunque sea de manera coyuntural? ¿Pueden convertirse en adictos a las pantallas en uno o dos meses? Ubieto relativiza el problema y aconseja calma. “En esta situación, las consignas habituales no sirven del todo. La tecnología y las pantallas son una de las pocas soluciones que tenemos para no confinarnos en nosotros mismos.
El psicoanalista observa una reacción un tanto “delirante” de la sociedad ante una excepcionalidad que no han vivido nuestros padres ni abuelos: “Es una emergencia nueva que implicará unas pérdidas que aún no podemos cuantificar. Nuestra reacción es tratar de negar esas pérdidas. Intentamos hacer muchas cosas para autoconvencernos que no pasa nada: libros, yoga, conciertos por Instagram, juegos con los niños… Creo que también es necesario vaciar un poco nuestros pensamientos y dejarnos llevar por la ficción. Y para eso las pantallas son imbatibles”, admite.
Pero una cosa es no ser tan estrictos con las normas y otra muy distinta es pensar que todo vale. El peligro de desarrollar una conducta patológica existe, y en algunos casos es latente. Es el caso de los 85 jóvenes que siguen el programa psicoeducativo Desconect@ para aprender a hacer un uso adecuado del móvil, las redes sociales y los videojuegos. Tanto la escuela como el hospital de día están cerrados, aunque los pacientes que lo requieren siguen recibiendo terapia online.
“Muchos jóvenes se encuentran en alto riesgo de sufrir problemas de salud mental”, opina Marc Masip, director del proyecto y experto en adicción a las nuevas tecnologías. “Algunos padres se darán cuenta estos días que sus hijos tienen un problema. Ya lo estamos viendo. Nos llegan más consultas que nunca”, augura.
El psicólogo se muestra especialmente preocupado por la adicción a los videojuegos y al porno online. “Cuando el tiempo de responsabilidad está desocupado, la tentación de caer en conductas disruptivas es enorme. Estás encerrado, te aburres, buscas vías escapatorias y recurres a métodos de evasión”. En el método de Desconect@, los videojuegos se tratan como las drogas o el alcohol: se prohíben para siempre, como indica el protocolo de la OMS: “Quienes reciben tratamiento nunca más pueden consumir. Con el móvil y las redes sociales es distinto. Intentamos inculcar un buen uso”, explica Masip.
Los riesgos que acechan a estos chicos y chicas –la mayor parte, de entre 15 y 17 años– hay que interpretarlos en su justa medida. Son casos extremos. “Es una visión parcial de la realidad que no hay
La actividad online de los menores españoles ha aumentado un 180% en los primeros días de cuarentena
que extender al conjunto de la población”, apunta José Ramón Ubieto. “No podemos juzgar con criterios de normalidad una situación tan anómala”, insiste.
La clave es “escoger en qué batallas merece la pena embarcarse” durante la cuarentena, tercia Paula Mella, psicóloga especializada en terapia familiar. “Si acceden sin restricciones ni supervisión alguna, ¿qué pasará cuando vuelvan al cole? Será complicado hacer borrón y cuenta nueva. Como mínimo durante el tiempo de ocio en familia habría que buscar una alternativa offline”, concluye.
La propuesta de la psicóloga parece la solución ideal… para los padres que en estos tiempos disponen de eso que denomina “tiempo de ocio en familia”.