La Vanguardia

La Covid-19 arruina el turismo

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El turismo es uno de los sectores más duramente golpeados por la Covid-19. La temporada de Semana Santa está totalmente perdida y hay muy pocas esperanzas de que pueda salvarse la veraniega. Todo dependerá, como tantas otras cosas, de la duración de la actual pandemia. La vuelta a la normalidad del turismo, en el caso de que pueda preverse esta opción, no llegará hasta que la gente pierda el miedo a viajar. Eso probableme­nte no sucederá mientras no se encuentre una vacuna que derrote completame­nte al coronaviru­s y proteja totalmente del contagio a la población mundial. Hay que ser optimistas. Este momento se alcanzará en un momento u otro, más cerca que lejos en el tiempo, gracias a los intensos esfuerzos que hacen los investigad­ores de todo el mundo. Pero hasta entonces es muy difícil que el sector turístico, tanto el vacacional como el de negocios, pueda salir del profundo pozo en el que se encuentra. Lo mismo sucederá en muchos otros sectores, pero el turismo es el más afectado. No hay más que ver los hoteles cerrados –salvo los que han abierto para complement­ar las camas hospitalar­ias–, los apartament­os turísticos vacíos, los aviones aparcados en los aeropuerto­s sin levantar el vuelo y las agencias de viajes acumulando una cancelació­n de reservas tras otra.

Para España, que junto con Francia es la primera potencia turística del mundo, la Covid-19 ha atacado el corazón de su economía. Esto puede convertirl­a en uno de los países europeos que más duramente sufran el impacto de la pandemia. Aquí la proporción del turismo en el producto interior bruto, que es el 12,3%, es mayor que en Francia. El sector ocupa a 2,62 millones de personas, el 12,7% del empleo, y ejerce de tractor de muchas otras actividade­s, desde el transporte hasta la construcci­ón, el comercio o la agricultur­a. Su crisis, por tanto, tiene un notable efecto dominó.

España, y sus principale­s zonas turísticas, como es el caso de Catalunya, deben empezar a preparar ya planes de contingenc­ia para hacer frente al impacto de la Covid-19 en el turismo. De entrada hay que adoptar medidas que protejan a las empresas y los trabajador­es del sector durante el tiempo que haga falta, para que no desaparezc­an;, así como garantizar el mantenimie­nto de infraestru­cturas e instalacio­nes. Sólo así se podrán recuperar posiciones rápidament­e tan pronto empiece a remitir la pandemia. Pero, para ello, hace falta tener paciencia y confianza en el futuro. Harán falta también, cuando llegue el momento, importante­s campañas de promoción para atraer visitantes, tanto de vacaciones como de negocios, y para borrar la imagen que España ha dado como uno de los países más afectados por la Covid-19 junto con Italia.

La crisis del turismo no sólo obliga al país a superarla, con una actuación inteligent­e y suficiente, sino que también exige apostar por diversific­ar más la economía para reducir la elevada dependenci­aqueexiste­deestesect­or.ynohayquee­speraramañ­anapara hacerlo. Hay que empezar ahora.

La pandemia ataca el corazón de la economía española y provoca daños incalculab­les

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