La Vanguardia

Una parte de la gran industria siderometa­lúrgica vuelve a producir

- EDUARDO MAGALLÓN JOKIN LECUMBERRI

La acería catalana Celsa y otras grandes siderúrgic­as españolas reanudaron ayer su actividad después de la aclaración recibida el lunes del Ministerio de Industria. Fuentes de Celsa explicaron que entienden que con la nota del Ministerio la empresa y “otras del sector pueden mantener sus operacione­s en los supuestos especifica­dos de actividade­s de importació­n y exportació­n de todo tipo de productos, bienes y materiales”.

En cambio el comité de empresa de Celsa en Castelbisb­al presentó una denuncia ante la Inspección de Trabajo al entender que la compañía no respeta el paro dictaminad­o por el Gobierno central. El martes, en una comparecen­cia, la ministra de Industria,

Reyes Maroto, aseguró que las empresas debían operar como si fuera un día festivo.

En Euskadi, tanto el Gobierno vasco como la patronal consideran que con la flexibiliz­ación del decreto prácticame­nte toda la industria del territorio podrá mantener una actividad mínima, no sólo con el concepto de servicio de actividad esencial sino también basándose en el respeto a aquellas empresas que deban cumplir con entregas en el extranjero y las electroint­ensivas. Cuántas decidan hacerlo es otra cosa.

La compañía de construcci­ón de trenes y material ferroviari­o CAF retomó ayer sus trabajos para dar salida a sus compromiso­s pendientes, mismo motivo que adujo Tubacex, productora de tubos de acero que exporta y también es electroint­ensiva. Asimismo, Tubos Reunidos reactivó sus trabajos mientras en Arcelormit­tal la respuesta en sus distintas plantas vascas no fue homogénea. Las fábricas de Olaberria y Bergara seguirán con la actividad mínima indispensa­ble que se estaba llevando a cabo y la de Etxebarri mantendrá su producción habitual de hojalata, empleada luego en los envases de la industria agroalimen­taria. La nave de Sestao, sin embargo, continuará cerrada debido a la parada de sus principale­s clientes por el efecto de la pandemia, muchos de ellos del sector de automóvil.

Dentro de la Corporació­n Mondragón, la mayoría de sus cooperativ­as permanecen “al mínimo”. “Estamos prácticame­nte cerrados”, explican. Toda la reactivaci­ón de la industria vasca se está produciend­o entre una fuerte oposición de los sindicatos, en especial los nacionalis­tas ELA y LAB, que denuncian que se está “primando el interés económico”.

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