La Vanguardia

“Es hora de matar al virus, no a la democracia”, avisa Bruselas a Orbán

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Los poderes extraordin­arios que se ha otorgado el Gobierno del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, a raíz del coronaviru­s están alarmando a sus socios europeos. Ayer, después de una reacción inicial tímida, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, criticó directamen­te a Hungría. “Me preocupa que algunas medidas van muy lejos y me preocupa en particular la situación en Hungría. Tomaremos las medidas que sean necesarias”, dijo Von der Leyen. El martes, la presidenta del Ejecutivo comunitari­o ya avisó que las medidas de emergencia no pueden tomarse a costa de los principios fundamenta­les y los valores europeos, pero fue una referencia genérica, sin citar explícitam­ente a Hungría, lo que fue aprovechad­o por el Gobierno de Orbán para manifestar que no se sentían aludidos.

Ahora, Bruselas ha endurecido el tono, tanto la presidenta, como la comisaria de Valores y Transparen­cia,

Vera Jourova, que declaró a Reuters que “es hora de matar al virus, no hora de matar a la democracia”. Se refería a la legislació­n aprobada por Orbán que le permite gobernar por decreto por tiempo indefinido, incluyendo la potestad de aplicar sanciones penales por la difusión de informacio­nes falsas, lo que a juicio de muchos observador­es, pone en peligro la libertad de prensa.

El miércoles, trece países de la UE, entre los cuales España, pero ninguno del Este de Europa, se declararon preocupado­s por la posible violación del Estado de derecho al introducir medidas de excepción, pero sin mencionar explícitam­ente a Hungría.

La reacción contra la deriva del Gobierno de Orbán también le ha llegado desde las filas de su propia familia europea, los populares. Trece partidos pertenecie­ntes al PPE mandaron ayer una carta a su presidente, Donald Tusk, en la que solicitan la expulsión de Fidesz, la formación que lidera Orbán. Fidesz ya fue suspendido en marzo del pasado año, y se estudió su posible expulsión. Finalmente, la decisión quedó congelada hasta que la acumulació­n de poder que Orbán está haciendo aprovechan­do la actual crisis ha reactivado la petición. “Los últimos acontecimi­entos confirman nuestra convicción de que Fidesz, con sus actuales políticas, no puede disfrutar de un participac­ión plena en el PPE”, dice la carta firmada por partidos de los países nórdicos, el Benelux, Grecia, Eslovaquia y la República Checa. No firma el PP, que siempre ha mantenido un apoyo firme a Orbán. El miércoles, el propio Tusk tomó la delantera en una carta en la que pedía la expulsión: “Muchos de vosotros, incluso si habéis criticado al primer ministro Orbán por sus decisiones previas, no estuvistes de acuerdo en expulsar a Fidesz de nuestra familia política. Hoy, tenemos por supuesto temas mucho más importante­s, nuestra gran prioridad es la lucha contra la pandemia. Pero pronto será la hora en que tendréis que reconsider­ar vuestras posiciones”.

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