El proyecto Manhattan y la Covid-19
La revista Science publicó recientemente una editorial firmada por Seth Berkley, director de GAVI (Alianza Global para las Vacunas), en la que formulaba la propuesta de crear un nuevo proyecto Manhattan para descubrir y disponer lo antes posible de una vacuna segura y eficaz frente a la Covid-19. El proyecto Manhattan movilizó a toda la comunidad científica e industrial de Estados Unidos para desarrollar lo más rápido posible un arma nuclear durante la Segunda Guerra Mundial. Otro ejemplo similar, más reciente, sería el proyecto Genoma Humano, que llevó a científicos de todo el mundo a realizar desde la investigación básica en sus laboratorios hasta trabajar juntos en red y en equipos virtuales.
Hoy disponemos de por lo menos 44 “posibles vacunas” frente a la Covid-19, que están ya en fases iniciales de desarrollo clínico. Como indica Berkley, si queremos maximizar las probabilidades de éxito de alguna o varias de ellas y de otras que todavía no se han propuesto y, muy importante, si queremos que una vez descubierta y probada con éxito la vacuna se puedan producir rápidamente centenares de millones de dosis, quizás estos esfuerzos individuales o independientes no van a ser suficientes. Haría falta un gran esfuerzo coordinado.
Una iniciativa como esta no será nada fácil. Exigiría el intercambio de mucha información sobre el virus, sobre los candidatos a vacuna y la mejor forma de producirla. Supondría poner de acuerdo a múltiples organizaciones y centros de investigación públicos y privados y a la industria biotecnológica y farmacéutica. Los candidatos a vacuna más prometedores deberían seleccionarse por criterios científicos y hacerlos avanzar a las fases de ensayo clínico en paralelo, usando diseños que permitan ir más rápido y así comprobar la efectividad de la vacuna en diferentes poblaciones, especialmente las más vulnerables. Sería necesaria una financiación muy importante para completar con éxito todas estas etapas y para fabricar y distribuir la vacuna a gran escala y en todo el mundo.
Una reflexión importante del editorial de Science es quien lideraría de este hipotético proyecto. Debería liderarlo un equipo técnico y ejecutivo específico, asesorado por científicos de la máxima calidad, bajo los auspicios de la Organización Mundial de la Salud y con el soporte de los líderes mundiales de grupos como el G-7, el G-20, la UE y el Banco Mundial. Si lográramos desarrollar así esta vacuna, ganaríamos todos.