Bulos, buena voluntad y aparatos de respiración asistida
A lo largo del miércoles se hizo viral en Whatsapp un archivo de sonido en el que un supuesto trabajador de una empresa de Girona reprochaba severamente al Gobierno haber rechazado todas las iniciativas para diseñar y construir respiradores.
El archivo de sonido es real, pertenece a un operario de la empresa Noel que trabaja voluntariamente en el diseño y la construcción de un respirador electrónico. Pero no lo es lo que se dice en el mensaje. No, fuera de contexto, que es como se divulgó.
La propia empresa, en un comunicado hecho público el miércoles a última hora de la noche, aseguró que se trata de “valoraciones emitidas en el ámbito privado y en ningún momento realizadas con la voluntad de trascender al ámbito público”.
Su difusión masiva reincide en algo ya habitual en estos días: la oscura atracción que a algunos les produce todo lo negativo en esta crisis.
Porque, en realidad, toda esta trifulca procede de una reunión telemática convocada el pasado lunes por el colectivo AIRE en la que participaron los promotores de los 45 proyectos en los que intervienen centenares de personas que dedican horas y dinero para fabricar con urgencia los respiradores que necesitan los hospitales.
Una reunión que fue mucho mejor de lo que explica el controvertido archivo, y en ella se expusieron todos los requisitos que, más allá de la buena voluntad, precisan estos proyectos de los que depende la vida de los pacientes. Si algo quedó claro en la reunión es que no todo sirve y que el proceso de homologación es lento, pero eso no significa que esos proyectos hayan sido rechazados. De hecho, dos de ellos ya se están probando en humanos.
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios hizo pública una nota también el miércoles por la tarde en la que detallaba las pruebas mínimas necesarias para validar estos aparatos.
Fruto de este proceso, el ministro de Sanidad anunció en el Congreso este mismo miércoles que se autorizaba a Seat a empezar a producir sus respiradores pero aún a la espera de las últimas certificaciones sanitarias.