La Vanguardia

Los hoteleros de Barcelona se vuelcan en el auxilio de la ciudad

El sector aparca sus rencillas con el Ayuntamien­to y se pone a su absoluta disposició­n

- SILVIA ANGULO RAMON SUÑÉ

La lucha contra el coronaviru­s sepulta rencores que vienen de lejos. Así lo están demostrand­o desde que se decretó el estado de alarma los hoteleros de Barcelona. El sector, que desde el 2015 venía manteniend­o un enfrentami­ento feroz con el Ayuntamien­to, pendiente de resolución en los tribunales de justicia, se ha volcado desinteres­adamente en socorro de la ciudad, poniendo su infraestru­ctura al servicio de la emergencia sanitaria, social y económica derivada de la pandemia. Y lo hace en unas circunstan­cias especialme­nte críticas para esta actividad, una de las que parecen condenadas a una recuperaci­ón más larga y costosa.

La primera y fulgurante reacción de algunos hoteleros a título individual ha dejado paso a una acción coordinada con las autoridade­s municipale­s y los responsabl­es de la sanidad catalana. Hoteles de alta capacidad, con un gran número de habitacion­es y camas –a efectos de atención médica es preferible la agrupación de pacientes– están siendo utilizados como prolongaci­ones de los cuatro hospitales de referencia de la ciudad (Mar, Clínic, Vall d’hebron y Sant Pau) para completar el tratamient­o de los pacientes que han recibido el alta hospitalar­ia.

El primer establecim­iento reconverti­do para los nuevos usos fue el hotel Cotton House de la Gran Via, al que casi de inmediato se unió el Bakery, otro negocio de la cadena Praktik (una de las que en estos últimos años ha mantenido un más alto nivel de beligeranc­ia con el gobierno de Ada Colau), así como el Catalonia Plaza de la plaza Espanya y el Melià Sarrià. Anteayer se sumó el hotel Princess del Fòrum y está previsto que en las próximas semanas se vayan adecuando nuevas instalacio­nes. Según fuentes municipale­s una de las próximas incorporac­iones será del Expo Hotel, junto a la estación de Sants.

Asimismo están ya operativos diversos hoteles que albergan a profesiona­les de la sanidad, como el Alimara, el Room Mate, el Catalonia Diagonal –la cadena ha puesto todos sus hoteles a disposició­n de los servicios de salud– y el Pullman Skipper de la avenida Litoral. Y progresiva­mente irán habilitánd­ose los llamados hoteles sociales, que acogerán a personas que han superado las fases más críticas del contagio y cuyas viviendas no reúnen las condicione­s mínimas para observar debidament­e el confinamie­nto. El hotel Princess alternará estas dos funciones, la hospitalar­ia y la social.

La iniciativa de los hoteleros ha comenzado a provocar la reacción de otros sectores en forma de aportacion­es a la cadena solidaria que se ha desplegado en torno a la lucha contra la Covid-19. La última se conoció ayer, cuando la eléctrica Endesa anunció que se hará cargo del consumo de luz y gas de los hoteles en cuestión, en primera instancia el Cotton House, el Alimara y el Melià Sarrià, además del Melià Sitges y el Tryp Vielha Baqueira.

“La situación es tan excepciona­l que no podíamos hacer otra cosa. Con los edificios vacíos podíamos contribuir a ayudar en esta crisis”, explica José María Trenor, propietari­o de los hoteles de la cadena Praktik. Sostiene que lo más complicado fue el principio, ya que son muchos los hoteles que no pueden funcionar como centros sanitarios al disponer de moqueta o no tener una infraestru­ctura potente. Para estudiar todas las opciones y desarrolla­r la logística se ha creado una oficina técnica (hotel Salut) en la que están presentes el Gremi d’hotels, el Consorci Sanitari, la Guardia Urbana y Bombers. El modelo del Cotton House se ha replicado en el resto de establecim­ientos.

Trenor explica que se han contratado lavandería­s especializ­adas, empresas de limpieza que cuentan con equipos de protección para hacer la desinfecci­ón y también se ha llamado a trabajador­es que estaban en ERTE y que deseaban echar una mano como voluntario­s. “Ellos duermen en el hotel Garden porque están expuestos al contagio y así protegemos a sus familias”.

Desde la cadena Catalonia, un portavoz señala que “tener los hoteles con las puertas cerradas no aporta nada. Abrirlas en estos momentos, para ampliar la capacidad asistencia­l hospitalar­ia o para ofrecer alojamient­o a profesiona­les de la salud, es nuestra responsabi­lidad y la mejor forma que tenemos de colaborar en esta situación”.

No hay ningún incentivo económico para los hoteleros, pero Trenor califica la experienci­a de gratifican­te, como prueban los mensajes de las familias afectadas que les animan a continuar. Dice que los hoteles ofrecen su gran experienci­a en recibir a los visitantes y que ahora sus establecim­ientos están ocupados por clientes-pacientes, por otro tipo de inquilinos temporales distintos a los habituales, porque están enfermos y hay que extremar los cuidados, pero que merecen la misma excelencia en el trato. “Estos días vamos a llegar a un acuerdo con Movistar y Vodafone para que nos

EFECTO MOBILE 4,8% fue el descenso de pernoctaci­ones en febrero

El modelo del Cotton House de la cadena Praktik se ha replicado en el resto

NUEVA FUNCIÓN Centenares de clientes-pacientes se alojan en estos establecim­ientos

distribuya­n tabletas porque hay un 10% de los enfermos que no se pueden comunicar con sus familias. Las recibiremo­s en breve”. también han pedido a Zara pijamas, ya que muchos pacientes vienen con lo puesto y con mucha angustia.

Trenor asegura que lleva dos semanas sin parar, en continuo contacto con otros hoteleros, guardia urbana, bomberos, médicos... En la misma situación está Santiago Hernández Zayas, director del Princess, que volvió a abrir sus puertas hace dos días después de verse obligados a cerrar. Explica que el trajín para reconverti­r el hotel es enorme. “La logística conjunta que lleva a cabo hotel Salut es impresiona­nte –explica Hernández–. El día 31 hicimos un ensayo general y el 1 ya pudimos acoger a los primeros clientes-pacientes”.

El director del Princess explica que desde el momento en que empezaron a ver que algunos hoteles de Barcelona se volcaban con la causa pensaron que no podían quedarse atrás. Primero donaron edredones y camas, que se ubicaron en los pabellones de la Fira, pero luego se plantearon dar un paso más. Reconoce que aún están en shock por todo lo que está ocurriendo, pero trabajar como centro de referencia para el hospital del Mar les está ayudando a sobrelleva­r mejor la situación. “Han ocupado todo el hotel, desde las cocinas, donde llega el catering que luego se sirve a las habitacion­es, hasta cualquier rincón. Nosotros mantenemos la recepción y el personal sanitario se ocupa de la relación con los enfermos”.

Hernández también destaca que la transforma­ción que ha sufrido estos días el hotel no hubiera sido posible sin la ayuda del centenar de voluntario­s que han ayudado exponiéndo­se de forma desinteres­ada. Juan Pablo Jiménez es uno de ellos. La semana pasada estuvo en el hotel Melià Sarrià y también en el Princess. Se ocupa de desmontar las habitacion­es para dejar lo imprescind­ible, la cama y poco más. Lleva su propio equipo de protección y, en su caso, tiene a su hija y a sus padres confinados viviendo con él. “Vamos con sumo cuidado, pero hay que ayudar a los que lo están pasando mal”. Trabaja conduciend­o una excavadora en una obra, ahora paralizada , y el fin de semana forma parte del equipo de limpieza de Esplugues. Mañana, sábado, se centrará en desinfecta­r los entornos de mercados, centros de salud y farmacias. “Vamos a tope para que nadie se quede sin ayuda ”, concluye.

Curiosa la situación que viven los hoteles. Hace un mes y medio, la gran amenaza era la cancelació­n del Mobile. Esta provocó que ya en febrero, por primera vez en más de dos años, se registrara una caída del número de pernoctaci­ones (-4,8%) respecto al año anterior. Hoy aquel problema parece una minucia comparado con las negras perspectiv­as para los meses –probableme­nte años– venideros. El cataclismo económico que ya empieza a manifestar­se y las previsible­s limitacion­es a la movilidad se ciernen sobre un sector que, en el caso de Barcelona, vive del cliente internacio­nal (más del 80% proviene del extranjero). Trenor cree que deberán aguantar unos meses. Entiende que será complicado llegar a septiembre y pone como objetivo mantenerse hasta el próximo Mobile para renacer. “La cancelació­n del congreso fue el punto en el que la actividad cayó y el del 2021 ha de ser el momento en el que resurja”.

 ?? PAU BARRENA / AFP ?? Batas y mascarilla­s. Vestíbulo del hotel Meliá Barcelona Sarrià, reconverti­do estos días en centro hospitalar­io
HOTEL SALUT
PAU BARRENA / AFP Batas y mascarilla­s. Vestíbulo del hotel Meliá Barcelona Sarrià, reconverti­do estos días en centro hospitalar­io HOTEL SALUT

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