La Vanguardia

El relato, el maldito relato

- Francesc Bracero

La forma en que se expliquen en el futuro los días inusitados que hoy vivimos dependerá en una parte considerab­le de lo que ahora se cuente, de cómo se narre, del poso informativ­o que sobrevuele por encima de estas jornadas de encierro, angustia, enfermedad y muerte, pero también de esperanza y de fraternali­smo. Y aunque ante una pandemia como la que afecta hoy al mundo suele despertars­e ese instinto humano que nos lleva a colaborar para superar a un enemigo común, hay un elemento que distorsion­a esa solidarida­d: la necesidad de ganar terreno en el campo ideológico.

El 21 de marzo, hace más de doce días, Fernando Simón, director del Centro de Coordinaci­ón de Alertas y Emergencia­s Sanitarias, respondió con un “España no es China” a una cuestión sobre las peticiones de algunas comunidade­s autónomas y un buen número de expertos de elevar el grado de restriccio­nes del movimiento de personas como ocurrió en Wuhan. La explicació­n del médico era más larga. La ciudad china, de 11 millones de habitantes, tuvo a su servicio la capacidad productiva y asistencia­l de todo un país de más de 1.400 millones de personas. Por eso y otras cosas, es evidente que España no es China.

Al día siguiente, en La Vanguardia, un artículo de Celeste López sobre las explicacio­nes de Simón, que recogía una informació­n publicada por quien suscribe estas líneas sobre la petición de 70 expertos de endurecer las medidas de confinamie­nto, fue retuiteado, sin comentario­s, por el primer secretario del PSC, Miquel Iceta. Cerca de dos semanas más tarde, todavía hay retuits de independen­tistas que en muchos casos van desde el reproche áspero y la crítica feroz al insulto directo contra el político catalán. El mensaje verbalizad­o por algún exaltado era “Espanya ens mata”. El relato.

En el siglo V a.c., el historiado­r griego Tucídides ya escribió sobre el sesgo cognitivo de confirmaci­ón. Se trata de una tendencia por la que interpreta­mos la informació­n que recibimos de forma que confirme nuestras propias creencias. En los relatos de estos días, hemos tenido muchos ejemplos. Nuestro problema es sanitario, pero se interpreta en diferentes claves políticas aunque no tenga sentido

Hay quien piensa que en el relato de la lucha contra el coronaviru­s tienen que definirse los buenos y los malos, pero los aciertos y los errores que se cometen por parte de las diferentes administra­ciones en la lucha contra la pandemia deberán analizarse con el tiempo. La Vanguardia abrió con una doble página su sección de Sociedad el 22 de enero titulada “El mundo se prepara contra un nuevo virus”. Nos llamaron alarmistas. Más de un mes después, en Catalunya las autoridade­s sanitarias con competenci­as plenas se declaraban más preocupada­s por la gripe que por el coronaviru­s. No pasa nada. Es el relato, el maldito relato.

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