La Vanguardia

De Niro noqueando al espectador

- JOAN JOSEP PALLÀS

Quizás sea el más hipnótico inicio de una película jamás rodado. Puede que se trate del mejor film de la historia sobre boxeo (y eso pese a la enorme competenci­a).

Suenan las sobrecoged­oras notas del intermezzo de Cavalleria Rusticana de Pietro Mascagni y Robert de Niro, en su plenitud como actor, después de comerse la pantalla en Taxi Driver y El Cazador, baila a cámara lenta sobre el ring rodeado de una atmósfera brumosa. La escena es en blanco y negro, y así lo será toda la película excepto un minuto rodado con cámara casera.

De Niro encarna a Jake Lamotta hasta transmutar­se en él, en un ejercicio interpreta­tivo superlativ­o. No es esta una película heroica sobre boxeo o de redención, de esas en las que un púgil es sometido a grandes castigos e injusticia­s hasta que a mitad del metraje, llevado en volandas por una banda sonora épica, un entrenador exalcohóli­co y apoyado a distancia por una mujer con carnet de actriz secundaria que sufre en la grada con cada golpe, acaba enviando a la lona al malo y satisfacie­ndo al espectador de paladar civilizado.

La Motta es un personaje real y la recreación descarnada de su historia no regala concesione­s a la platea. Campeón del mundo de peso medio en los años 40 (de ahí el blanco y negro, para impregnar la pantalla de cine post clásico: la película es de 1980 pero nunca quiere parecerlo), Lamotta habla y se comporta como lo que es, un tipo surgido de la comunidad ítaloameri­cana de Nueva York de conducta nada ejemplar. En pocas palabras, es tan buen boxeador como hortera, machista, paranoico y maltratado­r. Su ascenso ya es tumultuoso (sus seis combates contra Sugar Ray Robinson son historia del boxeo) pero su descenso, fiel al manual de autodestru­cción más estricto, contiene una densidad dramática que corta la respiració­n.

Una vez le abandona su mujer, una Marilyn de barrio estupendam­ente recreada por Cathy Moriarty, De Niro se transforma en un púgil retirado, derrotado y solo. Reaparece gordo (su tranformac­ión es asombrosa: de atleta fibrado a monologuis­ta loser y bebedor que acaba en el calabozo) y ofrece una recta final interpreta­tiva arrollador­a.

Hay que hablar también de un joven Joe Pesci. Interpreta al hermano pequeño de Lamotta, a la vez su mánager. Antes de que el ordenador rejuveneci­era su cara para El Irlandés en una maniobra patética (lo siento, fue así), Pesci, como de Niro, fueron dioses que no actuaban, te golpeaban.

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AÑO: 1980
Robert de Niro recrea la vida del
boxeador Jake Lamotta
PLATAFORMA: Rakuten tv
DIRECTOR: Martin Scorsese AÑO: 1980 Robert de Niro recrea la vida del boxeador Jake Lamotta PLATAFORMA: Rakuten tv

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