Moreno Bonilla hace gala de su “anticipación”
Anticiparse es el verbo más repetido por la Junta de Andalucía desde el comienzo de la pandemia de coronavirus. Y como consecuencia de esa capacidad para “adelantarse a lo que iba a suceder”, se añade un constante sacar pecho porque los datos en la comunidad “son mucho mejores” que en el resto de España”. El consejero de Presidencia y portavoz del Ejecutivo, Elías Bendodo, repite el concepto, venga o no a cuento, en cada rueda de prensa virtual. En los últimos días, el presidente Moreno Bonilla y el vicepresidente Juan Marín tampoco han olvidado incluirlo en sus intervenciones. “Anticipación” y “previsión” que contrastan con la “improvisación” y los “errores” del Gobierno de Madrid. Si la relación entre ambos ejecutivos comenzó con promesas mutuas de “lealtad institucional”, la evolución de la crisis ha sido una tentación demasiado fuerte para San Telmo. Se acabaron las buenas palabras. En los primeros compases de la crisis del coronavirus, en los que Bendodo estuvo ausente por una sospecha de contagio, el Gobierno andaluz mantuvo un tono moderado. La reaparición del todopoderoso consejero ha coincidido, casualidad o no, con el incremento de las acusaciones a Sánchez por no tomar “decisiones rápidas y acertadas”. “Se echa de menos que el mando único, mande”.
Moreno y Bendodo han sido muy críticos con la orden del Ejecutivo de paralizar toda la actividad productiva que no sea imprescindible. Y ello pese a que pocas horas antes de dicha decisión, Moreno reclamaba la necesidad de que se adoptara urgentemente. Ahora señala que comparte el fondo, pero no le han gustado las formas porque ha habido “improvisación” y “actuaciones demasiado súbitas”.
Si Elías Bendodo es el ariete contra el Gobierno, Juan Marín, el número dos Moreno, es el encargado del autobombo. En su opinión, la actuación eficaz de la Junta ha logrado que en Andalucía sea menor la tasa de contagios, que siempre se haya anticipado, que tenga UCI de sobra para las necesidades asistenciales, que pueda fabricar sus propios respiradores y hasta tenga capacidad para ceder algunos de ellos a Madrid o comprar sus mascarillas porque las de Sanidad no llegan.