La Vanguardia

El mapa de la crispación anticipa el futuro

El ultra Abascal aparecía como principal responsabl­e de la tensión política, seguido de Pedro Sánchez, antes de la Covid-19

- CARLES CASTRO LAURA ARAGÓ

Cuando la pesadilla de la Covid-19 quedé atrás y llegue el momento de pasar cuentas, la crispación se acentuará en la vida política. Pedro Sánchez ya lo ha advertido: “Entonces me defenderé” de los ataques y acusacione­s recibidas durante la crisis sanitaria.

Sin embargo, ese futuro impredecib­le deberá tener muy presente el ánimo de la población, como ya parece tenerlo ahora el presidente del Gobierno a la hora de modular su respuesta en medio de la pandemia.

Y es que la atmósfera de crispación política viene preocupand­o a los españoles, hasta el punto de que más de la mitad pensaba antes de la llegada de la Covid-19 que había demasiada tensión en la vida institucio­nal.

Esa tasa rozaba el 90% de los consultado­s por el CIS cuando se incluía también el porcentaje de ciudadanos que creían que había “bastante” crispación en España. Otra cosa es a quién la achacaban .

A ojos de los españoles, el líder de Vox, Santiago Abascal, aparecía como el mayor responsabl­e de la atmósfera de crispación, aunque seguido bastante de cerca por el socialista Sánchez. Un 26% de quienes responsabi­lizaban a los políticos del clima de tensión (la mitad de los españoles) señalaban a Abascal, pero casi un 21% culpaba a Sánchez. Ya mucho más lejos aparecían Pablo Casado (lo responsabi­lizaba el 9,6%) y Pablo Iglesias ( 7,4%). Eso sí, un 22% culpaba a todos por igual.

Sin embargo, tanto el grado de preocupaci­ón ante los niveles de crispación política como la atribución de responsabi­lidades ofrecían notables diferencia­s por territorio­s.

Castilla y León, Canarias, Baleares y Madrid, por ejemplo, registraba­n las tasas más bajas de sensibilid­ad ante el clima de tensión. En cambio, la percepción de que la crispación era excesiva superaba el 50% de los ciudadanos de Andalucía, Castilla-la Mancha, el Cantábrico o Catalunya.

Finalmente, hay territorio­s donde la crispación era percibida de una forma angustiosa.

Así ocurría en Aragón o Valencia y, sobre todo, en Extremadur­a, donde más del 94% percibía “mucha” o “bastante” crispación.

Esa diversidad también se aprecia en la atribución de responsabi­lidades sobre el clima de crispación. Sánchez, por ejemplo, aparecía como el mayor responsabl­e de la confrontac­ión política en Aragón, Cantabria y las Castillas.

Aun así, Abascal era señalado

El reparto de culpas por la tensión brinda más margen a Casado que a Sánchez cuando estalle la atribución de errores

El 50% de los andaluces y los catalanes consideran que existe una radicaliza­ción política excesiva

por la mayoría en Euskadi, Asturias, Murcia o Catalunya. Y aunque en menor grado, el líder ultra también figuraba como principal promotor de la crispación en Andalucía, Canarias o Valencia. En Madrid, en cambio, empataba con Sánchez, y en La Rioja, con Iglesias.

Por contra, Casado registraba un perfil bajo en la mayoría de autonomías y sólo alcanzaba tasas significat­ivas en Navarra, Extremadur­a, Catalunya, Euskadi y Galicia. Estos datos hacen prever una respuesta muy dura del líder del PP a la hora de exigir responsabi­lidades (como de hecho ya lo está siendo ahora), pero obligarán a Sánchez a graduar su defensa para no aparecer como abanderado de la tensión.

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