La Vanguardia

¿Cómo reactivar la economía con unos recursos menguados?

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condicione­s de enviar prácticame­nte a todo su personal a casa. Era un salto que el Ayuntamien­to debería haber realizado en más tiempo, según la gerente municipal Sara Berbel, y en circunstan­cias menos adversas que las actuales, una prueba piloto, de hecho una prueba de fuego, que los responsabl­es municipale­s consideran superada.

Las prioridade­s pasaron a ser otras en el momento en que se declaró la alarma. En primer lugar había que preservar la seguridad del personal municipal que seguía a pie de calle (mercados, Mercabarna, Guardia Urbana, Bomberos, agentes cívicos, servicio de atención domiciliar­ia...). Se habilitó una central de compras que permitió, entre otras cosas, pasar la primera semana de reclusión de la población de cero a 100.000 mascarilla­s disponible­s.

Posteriorm­ente, con el paso de los días, ya en la segunda semana de confinamie­nto, con la explosión de la emergencia hospitalar­ia y en las residencia­s de ancianos, llegó la hora de asumir, en coordinaci­ón con la Generalita­t y con las autoridade­s sanitarias, competenci­as que escapan del ámbito estrictame­nte local. Nada nuevo para un Ayuntamien­to acostumbra­do a cubrir los agujeros que otros no pueden tapar.

La labor antes y durante el montaje de las ampliacion­es de los cuatro hospitales de referencia de la ciudad que ha llevado a cabo Médicos sin Fronteras ha sido decisiva para desplegar todo el dispositiv­o con celeridad y eficacia. Descartado el modelo Ifema, a través de una oficina creada expresamen­te para esta ocasión excepciona­l, se optó por adecuar hoteles próximos –gracias a la excelente disposició­n de algunos empresario­s del sector– como anexos de los hospitales de Vall d’hebron, Sant Pau, Clínic y del Mar. El llamamient­o del Ayuntamien­to para encontrar personal de soporte a estos recintos y a los servicios sociales se saldó con el reclutamie­nto de un millar de voluntario­s.

La última fase de la sintonizac­ión del Ayuntamien­to de Barcelona en el modo emergencia no arrancará hasta que no se levante el confinamie­nto. Sin embargo, a finales de la pasada semana un equipo inicial comenzó a trabajar de manera prospectiv­a en el borrador de nuevos planes de contingenc­ia, en una nueva reinvenció­n de la administra­ción. El objetivo inicial es valorar el impacto económico, social y convivenci­al de la crisis sobrevenid­a en la ciudad, que provocará más desigualda­des. Y también en las prioridade­s y la forma de prestar los servicios municipale­s desde el primer momento de un desconfina­miento que será gradual. Desde el funcionami­ento de las oficinas de atención ciudadana hasta las actividade­s culturales y de ocio, que con toda seguridad deberán pasar por una cuarentena adicional, con limitacion­es de aforo que también padecerá, por ejemplo, el transporte público. Este grupo de trabajo tendrá, asimismo, que diseñar la fórmula mágica para que una administra­ción también empobrecid­a contribuya a reflotar económicam­ente la ciudad.

EL FUTURO

Un grupo interno comienza a hacer prospectiv­a sobre el desconfina­miento

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