La Vanguardia

“Para mirar la tele, deja el sofá y tírate al suelo; después, ¡baila!”

Cumplo 40 años. Soy de Barcelona. Soy entrenador personal y educador para el movimiento. Estoy casado y tengo una hija, Abril (11 meses). ¿Política? Escéptico, cada día veo m ási mportante lo que cada uno hacemos. ¿Creencias? Ateo. Es mucho mejor cumpli

- Víctor-m. Amela

Ejercicio y movimiento no son lo mismo? Ejercicio es lo que hacemos los humanos por compensar que hemos dejado el movimiento. ¿Y por eso nos apuntamos al gimnasio? Gimnasio. Máquinas. Fitness. Pilates. Musculació­n. Correr por la Diagonal... todo eso es ejercicio.

¿Y el movimiento?

Han sido 200.000 años de movimiento­s los que te han modelado como sapiens .Ysumaa esos años los dos millones de años previos de movimiento­s del género Homo.

Enumere algunos de esos movimiento­s.

Caminar. Saltar. Correr. Gatear. Trepar. Cargar. Tirar de algo. Lanzar algo. Agacharte. Quedarte en cuclillas. Tumbarte. Levantarte. Agarrar un objeto. Arrastrar algo. Reptar. Rodar. Mantener el equilibrio. Caer bien...

¿Me habla de un gato o de una persona?

¿Has visto cómo arquean la columna, cómo se estiran los gatos? Pues imítalo, recupera los movimiento­s expansivos, por tu bien.

¿Expansivos?

Abre los brazos a tope, rótalos en el aire lentamente, expande todos tus dedos, estira tus piernas: haz que todas las articulaci­ones de tu cuerpo se muevan.

Es agradable. ¿Y mejor que el gimnasio?

El ejercicio gimnástico repite un solo movimiento muchas veces: ¡eso está mal! Porque estás ignorando otros y puedes lesionarte.

¿Dejamos de hacer ejercicio, entonces?

No es eso, se trata sólo de recuperar el movimiento, un rango amplio de movimiento­s.

Ahora, con los gimnasios cerrados y en casa... ¿qué me recomienda que haga?

Al levantarte cada mañana, flexiona la columna, extiéndela, y gira, despereza brazos y piernas con lentos movimiento­s circulares amplios. ¡Ah, y cuélgate!

¿Eh?

Cada mañana pendo mi cuerpo por su peso, empuñando una barra horizontal, y mi cuerpo cuelga: eso relaja articulaci­ones, alarga músculos, ensancha la caja torácica...

¿Colgarm eco m ounja món... es bueno?

¡Buenísimo! Para tu capacidad respirator­ia, en particular: compensas tantas horas sentado, encogido. Un par de minutos cada día colgado, y tu cuerpo lo agradecerá.

Paso muchas horas al día sentado y escribiend­o en un teclado, es verdad.

¡El sedentaris­mo mata! Seis horas seguidas sin moverte, seguidas de una hora de ejercicio... ¡es peor que interrumpi­r cada hora durante diez minutos con algún movimiento!

¿Qué movimiento, en tan breve rato?

Te digo uno: agáchate en sentadilla, y aguanta así, cinco minutos en cuclillas.

¿Qué me reportará eso?

Es tonificant­e: estiras columna, fortaleces piernas y tobillos, favoreces la circulació­n sanguínea, beneficias el aparato digestivo... Y alineas tu recto, lo que facilita la evacuación.

Deme otro movimiento.

Mantén el equilibrio sobre una pierna: todos tus músculos y órganos se activan.

Otro.

¡Déjate caer al suelo con soltura y elegancia!

¿A ver...? ¡Oh! ¡Qué bien cae usted!

Y una vez en el suelo, voy rotando mi cuerpo pausadamen­te..., y apoyo una palma de la mano en el suelo..., y luego la otra...

Le veo: está ahora a cuatro patas...

Ideal postura, porque ahora me desplazo un rato con pies y manos, gateo sin rozar el suelo con las rodillas, ¿ves?, arqueo la espalda...

A lo bebé, es lo que me recuerda.

A lo primate, de hecho. ¡Cinco minutos al día así! Y, en casa, ve descalzo. Tus pies están diseñados para transmitir­te mucha informació­n, y a su vez reaccionar: ¡dales esa vidilla!

Otro movimiento, por favor.

Con un compañero enfrente, jugad a haceros perder el equilibro: así activarás columna, pies, oído y órganos internos... y encima os divertiréi­s, ¡ah, qué saludable es esto!

Veo que no me propone hacer ejercicios de fuerza.

A medida que envejeces, es mucho mejor estar flexible que estar duro. Es mejor saber caer y levantarte... que ganar un pulso.

Es verdad, ¡entendido!

El vigor lo ganaremos corriendo: cuando se vuelva a poder, corre..., pero corre por el monte: así te adaptas a irregulari­dades del suelo, cambias ritmos, saltas, esquivas...: ¡son más movimiento­s que sobre asfalto!

¿Cóm o se metió usted en todo esto?

Fui entrenador personal, tuve mi gimnasio... pero hoy prefiero libertad para divulgar.

Libertad de movimiento­s, claro.

¡El movimiento nutre todo el organismo! Todo lo vivo ¡se mueve! ¿Te sientes un poco triste, un poco depresivo? ¡Pues muévete!

¿Existe algún movimiento estelar?

¡Baila! Yo bailo solo, mucho. Ahí todo se te activa. ¡Qué estimulant­e es bailar! En compañía también, ¿eh?, que encima socializas.

¿Y me regala algún consejo final?

Sí, este: tu sofá mata. En casa, para mirar la tele..., ¡siéntate en el suelo! Eso te obligará a ir cambiando de postura, y tu propio cuerpo pedirá moverse... ¡Qué bien! Y nunca lo olvides: todo lo que no se mueve... muere.

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CÉSAR RANGEL

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