La Vanguardia

Salvar vidas, salvar empleos

- Camil Ros C. ROS, secretario general de la UGT de Catalunya

Nos encontramo­s ante una crisis sanitaria y económica sin precedente­s. Nunca nos hemos encontrado antes y, por lo tanto, no disponemos de ningún manual de respuestas. Ninguna receta puede ser igual que las anteriores. Estábamos acostumbra­dos a que el dinero público se invertía cuando era necesario para reactivar la economía. Ahora, sin embargo, lo tenemos que poner para detenerla. Hace falta este cortafuego­s que permita contener la afectación del coronaviru­s sobre la población con el fin de superar cuanto antes mejor esta crisis sanitaria mundial. Las medidas tomadas por las autoridade­s van en esta dirección y serán necesarias unas semanas para saber si son efectivas. Pero si bien es cierto que nos encontramo­s ante un escenario insólito de frenar la economía para combatir el azote de la pandemia, también es imprescind­ible que el paro se haga sin poner en peligro ni empresas ni familias. Ni las unas ni las otras pueden ir a la quiebra.

Hay que encontrar un equilibrio en la respuesta, una respuesta que tiene que ser global, por encima de los intereses particular­es de cada uno. Porque, hay que recordarlo, nosotros, las trabajador­as y los trabajador­es, no somos culpables de la situación que vivimos. Como tampoco lo fuimos en épocas pasadas cuando nos hicieron pagar los platos rotos de la anterior crisis. Ciertament­e, ahora hace falta que las medidas de liquidez anunciadas por el Gobierno lleguen a las empresas. Y que lo hagan de manera ágil para no poner en jaque a su tesorería. Dicen que las crisis generan oportunida­des, pero desgraciad­amente siempre hay quien confunde oportunida­d con oportunism­o. Los datos del paro ya nos han demostrado lo que hace días que denunciamo­s: que algunas empresas han despedido gente, antes de tomar medidas de flexibilid­ad, teletrabaj­o o ERTE; una manera fácil y rentable de salir del callejón sin salida antes que buscar otras medidas de flexibilid­ad interna.

Como sociedad tenemos que evitar el contagio, seguir escrupulos­amente las indicacion­es sanitarias que nos dan los gobiernos, tanto en nuestros hogares, cuando vamos a

Habrá un día después, y hará falta estar al pie del cañón para combatir a los oportunist­as

comprar... Pero también, y sobre todo, cuando vamos a trabajar. En términos de seguridad, si hay duda, no hay duda: si no se dispone de equipos de protección individual ni las distancias mínimas de seguridad, aquella actividad no se tendría que mantener.

Las medidas que se han tomado son buenas por ahora, pero todavía hacen falta más para colectivos que han quedado fuera. Cuando salgamos del estado de alarma y tengamos que ir volviendo gradualmen­te a la actividad económica, harán falta otras. Habrá un día después, y no nos engañamos, habrá que estar al pie del cañón para combatir a los oportunist­as. Y exigiremos a la administra­ción que sea muy estricta: quien se haya beneficiad­o de las ayudas en ahorro de salarios y Seguridad Social no debe poder despedir personal. No podemos cometer los mismos errores que en anteriores crisis. Ahora cerramos filas para no dejar caer las empresas y los trabajador­es y trabajador­as y las familias. Ahora salvamos vidas, pero ya estamos trabajando para salvar los puestos de trabajo.

¡Salud y trabajo!

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