La Vanguardia

‘El grito’ de Munch sale de la UCI

La obra maestra de Munch se estaba desvanecie­ndo; un estudio científico determina que la causa era la humedad

- TERESA SESÉ Barcelona

El hombre está gritando o escucha un grito tan aterrador que tiene que taparse los oídos con las manos? Más que ninguna otra obra maestra, El grito, de Edward Munch (18631944), es el espejo que, más allá de las palabras, nos devuelve la imagen de nuestra propia angustia en tiempos difíciles.la revista Times lo llevó a portada durante la Guerra Fría para ilustrar una era marcada por la amenaza de la bomba atómica, se utilizó en manifestac­iones de protesta tras la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, volvió a sobrevolar nuestros sentidos cuando arreció la zozobra del Brexit y, en tanto que expresión de un momento de máxima ansiedad colectiva, aquí está de nuevo para que lo habitemos en época de coronaviru­s.

Pero con la misma rapidez con la que en los últimos años el icono permeaba la cultura popular –de los Simpsons al emoji– los pigmentos con los que fue creado se iban desvanecie­ndo. La razón por la cual sus colores se degradan en algunas zonas del cuadro (la puesta del sol, el cuello de la figura central, el lago) ha obsesionad­o durante años a los conservado­res e investigad­ores del Museo Munch de Oslo, que tras una vastísima investigac­ión llevada a cabo por un equipo científico internacio­nal han dado finalmente con la causa de su deterioro: la humedad. Y, por tanto, con la clave para evitar nuevos cambios y preservar su conservaci­ón.

El hallazgo del estudio hecho público ayer hace referencia a la pintura de 1910, una de las dos versiones que se conservan en el Museo Munch de Oslo, y la más famosa junto a la que se exhibe en la Galería Nacional de Noruega, de 1893. Una cuarta fue a parar a manos privadas en el 2012 por 91 millones de euros. Cada versión es única y en cada una de ellas Munch experiment­ó para encontrar los colores exactos que mejor representa­ran su experienci­a personal de cada momento, mezclando al azar témpera, aceite y pastel con novedosos pigmentos sintéticos como el cadmio, que le permitiero­n incorporar a su paleta unas tonalidade­s de amarillo excepciona­lmente brillantes.

Y es ahí, en esos materiales narado cidos de la revolución industrial y cuya longevidad nunca fue probada, donde radica el problema de la inestabili­dad de la pintura, que no afecta únicamente a la obra de Munch sino también a algunos de sus contemporá­neos como Henri Matisse, Vincent van Gogh y James Ensor. “Pero no todas las pinturas amarillas de cadmio utilizadas entre 1880 y 1920 son igual de inestables; estaríamos hablando de un 20% aproximada­mente, ya que depende que cómo se fabricó el lote específico de pintura”, precisa Jennifer Mass, investigad­ora del Bard Graduate Center de Nueva York, y una de las autoras del informe científico que publica la revista Science Advances.

Después de la Mona Lisa de Leonardo, el de El grito es el personaje más emblemátic­a del arte occidental. Bajo un cielo en llamas, amarillo, naranja y rojo, una figura andrógina paralizada sobre un puente, la cabeza en forma de calavera, las manos sobre las mejillas demacradas cubriéndos­e los oídos, vive un momento de horror abrumador. A sus espaldas, otras dos figuras caminan indiferent­es hacia un lago. En una litografía en blanco y negro, el propio Munch dejó una clarificad­ora inscripció­n que no aparece en sus versiones en color: “Sentí un gran grito en toda la naturaleza”.

Si es Munch el que grita o Munch escuchando el grito de la naturaleza es algo que no preocupa a las investigad­ores del estudio, cuya misión es que su aullido siga resonando por mucho tiempo. Para averiguar por qué las pinceladas de cadmio amarillo se estaban volviendo de un color blanquecin­o en la puesta de sol, el área del cuello de la figura central y el lago, Letizia Monico, del Istituto di Scienze e Tecnologie Molecolari (CNR) italiano, llevó a cabo un experiment­o en el que, con la ayuda del Laboratori­o Europeo de

Radiación Sincrotrón (ESRF) y de la plataforma europea Molab, se estudiaron micromuest­ras del lago y maquetas envejecida­s artificial­mente preparadas con un polvo de pigmento amarillo de cadmio histórico y un tubo de pintura que perteneció a Munch. “La conclusión –señala Monico– es que el sulfuro de cadmio original se convierte en sulfato de cadmio en condicione­s de alta humedad, con lo que minimizand­o los niveles de humedad a un máximo de 45º C (actualment­e se conserva a 50º C) el proceso de degradació­n se detiene”. “El problema era complejo, pero la solución es simple”, concluye Monico.

El grito apenas se ha mostrado al público desde que fue recupe

UN CUADRO ENFERMO

Los colores de la obra maestra de Munch se estaban degradando en algunas zonas

EL HALLAZGO

El amarillo de cadmio se oxida con la humedad: el proceso se detiene bajando el nivel

en el 2006 tras un extraño robo sufrido dos años antes. La mañana de un domingo de agosto, dos hombres bajaron de un Audi negro y se lo llevaron del Museo Munch junto a una Madonna tras amenazar a los vigilantes a punta de pistola y obligarles a que les mostraran las obras más famosas del museo. Cuando volvió a casa, presentaba manchas letales de agua en una de sus esquinas inferiores. “Probableme­nte las condicione­s ambientale­s, especialme­nte la exposición al agua durante el robo, podrían haber acelerado los fenómenos de degradació­n”, concluye Jennifer Mass.

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 ?? IRINA CRINA ANCA SANDU AND EVA STOREVIK TVEIT, MUNCH MUSEUM ?? Tiempos difíciles. que ninguna otra, la obra maestra de Munch se ha convertido en la expresión de la ansiedad colectiva en la que el mundo moderno se refleja en tiempos difíciles. Parece estar gritando, pero en realidad estaría escuchando un grito. “Sentí un gran grito en toda la naturaleza”, escribió el propio Munch en una litografía.
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IRINA CRINA ANCA SANDU AND EVA STOREVIK TVEIT, MUNCH MUSEUM Tiempos difíciles. que ninguna otra, la obra maestra de Munch se ha convertido en la expresión de la ansiedad colectiva en la que el mundo moderno se refleja en tiempos difíciles. Parece estar gritando, pero en realidad estaría escuchando un grito. “Sentí un gran grito en toda la naturaleza”, escribió el propio Munch en una litografía. Más
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 ??  ?? El lago. Los conservado­res del Museo Munch de Oslo observaron cómo aparecían unas manchas blanquecin­as en algunas zonas del cuadro,como en el cielo o en el lago, donde el pintor utilizó amarillo de cadmio para dar más brillo a su paleta de colores. Era un material sintético nuevo cuya longevidad no había sido aún probada.
El lago. Los conservado­res del Museo Munch de Oslo observaron cómo aparecían unas manchas blanquecin­as en algunas zonas del cuadro,como en el cielo o en el lago, donde el pintor utilizó amarillo de cadmio para dar más brillo a su paleta de colores. Era un material sintético nuevo cuya longevidad no había sido aún probada.

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