La clave anti-covid en espacios cerrados: poco aforo, exposición corta y ventilación
Estudios recientes demuestran que el coronavirus está presente en aerosoles
¿Cuánto tiempo puede permanecer en suspensión y con capacidad infectiva en un espacio cerrado? Es una de las incógnitas científicas mas controvertidas sobre el SARS-COV-2 que, ahora que muchos territorios comienzan a entrar en la fase 1 de desconfinamiento y algunos comercios vuelven a abrir, plantean cuestiones sobre el riesgo de contagio en la oficina o una tienda.
El proyecto AIRCOVI19, financiado por el Instituto de Salud Carlos III y liderado por Antonio Alcamí, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, y en el que participan varios centros españoles, entre ellos el Instituto de Salud Global de Barcelona (Isglobal), pretende esclarecer esas cuestiones. “Tomaremos muestras de aire en distintos puntos de los hospitales La Paz y Severo Ochoa, en Madrid, y utilizaremos nuevas tecnologías, como fluorimetría láser de alta resolución y biología molecular para intentar detectar la presencia de SARSCOV-2 en las muestras”, explica el investigador Icrea Xavier Rodó, de Isglobal.
Hasta el momento, la Organización Mundial de la Salud mantiene que la vía principal de transmisión del virus es por contacto directo con gotas respiratorias mayores de 5 micras e insiste que, con excepción de entornos sanitarios donde hay una alta carga viral, no hay evidencia científica de que se transmita en aerosoles por el aire.
Esa distinción sobre el tamaño de las gotas en que el virus es capaz de viajar es crucial: las de mayor tamaño caen rápido y se depositan en distancias cortas, pero los aerosoles podrían mantenerse en el aire más tiempo y desplazarse a mayor distancia.
En este sentido, se han publicado algunos estudios que parecen indicar que ese tipo de transmisión del SARS-COV-2 es posible. La revista Emerging Infectious Diseases recogió el caso de un restaurante en Guangzhou, en China, donde una persona infectada contagió a otras nueve sentadas a su mesa y otras dos cercanas; el aire acondicionado dispersó por la sala partículas del virus presentes en las microgotas emitidas por el comensal infectado. También publicó el caso de un brote del virus en un call center en Seúl, en Corea del Sur, en que un trabajador contagió a otros 94 compañeros, aunque no estaba claro si la transmisión se había producido por el aire o por tocar superficies contaminadas. “Cualquier ambiente cerrado, con una circulación pobre de aire y una densidad elevada de personas puede ser un problema”, afirma la investigadora María Cruz Minguillón, del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC).
Aunque es posible que, con el tiempo, partículas víricas emitidas por una persona infectada se acumulen en espacios cerrados en ausencia de ventilación “hace falta una carga viral mínima para contagiar”, destaca Xavier Abad, jefe de la Unidad de Alta Contención Biológica del IRTA-CRESA, que añade hay que tener en cuenta otro concepto clave: la duración de la exposición.
En los estudios que documentan contagio en un espacio cerrado las personas habían pasado horas. La distancia social protege en exposiciones cortas o en el exterior. En interiores, con un volumen de aire menor, la clave, insiste Minguillón, es limitar el aforo, reducir el tiempo de exposición, y disponer de una buena ventilación, además de llevar mascarilla y lavado frecuente de manos.
POR EL AIRE ACONDICIONADO En un restaurante chino una persona infectada contagió a otras 9 sentadas cerca
ADEMÁS DE USAR MASCARILLA Lo más importante para reducir el riesgo es disminuir el tiempo que se está expuesto