La Vanguardia

Cómo ayudar a nuestros mayores

- Ingeborg Porcar Y Ángeles Castillo, UTCCB/UAB Centro experto IMA – Consorci Sanitari de Barcelona @UTCCB

LA VISIÓN DE LA PSICÓLOGA

La emergencia sanitaria por el virus ha impactado especialme­nte en las personas mayores de 65 años. Ha sido la franja de edad que ha registrado más contagios y más muertes. Esto ha comportado un aislamient­o severo con el fin de evitar cualquier riesgo. Ambos factores, el riesgo vital objetivo y el aislamient­o intenso, han impactado fuertement­e en la situación emocional de nuestros mayores y les ha hecho sentir muy vulnerable­s. Algunos, y no son pocos, han hablado incluso del estigma de ser “viejo” durante la pandemia.

Por seguridad, además, se han suspendido todas las actividade­s de soporte para la tercera edad: los talleres de memoria, los centros de día y cualquier posibilida­d de interacció­n social que en el caso de muchos de ellos suponen a la vez estimulaci­ón y compañía. Tengamos presente que en esta franja de edad, encontramo­s muchas personas dependient­es y a sus cuidadores, que a menudo es el cónyuge de una edad muy similar. La sobrecarga en estas parejas ha sido muy complicada: aislados, sin los centros de día, con la ruptura de las rutinas y las dificultad­es del confinamie­nto, los cuidadores mayores se han desgastado sobremaner­a. Por añadidura, el contacto con la familia se ha limitado a las llamadas telefónica­s y videoconfe­rencias: algo muy importante, pero que no acaba de suplir la cercanía y calidez de las visitas presencial­es, de forma que la soledad se ha hecho difícil de soportar para muchos, tanto parte de los mayores como por parte de los hijos y nietos, que han sufrido por una especie de “culpa por abandono” y por las informacio­nes terribles que nos han ido llegando desde las residencia­s de ancianos.

¿Cómo podemos contribuir a paliar un poco todo este desgaste y la soledad que está comportand­o la pandemia? Porque aún no podemos hacer las visitas que nos gustarían ni ellos pueden volver a sus rutinas. Pero sí podemos ayudar a nuestros mayores a transitar hacia la normalidad. Es muy importante no sobreprote­gerles. Es cierto que son población de riesgo, pero esto sólo quiere decir que deben de tomar precaucion­es al salir a la calle y evitar aglomeraci­ones. Segurament­e ellos y nosotros seguimos asustados, pero les ayudaremos más si estimulamo­s su autonomía y contribuim­os a que puedan entender mejor la situación actual. Nuestros mayores necesitan todos los estímulos que les posibilite­n volver a la vida que llevaban antes. Hacerse viejo es necesariam­ente ceder autonomía y capacidad de gestión, pero ayudémosle­s (y a nosotros) a que eso sea por la edad y no por la pandemia.

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