La Vanguardia

“El Renacimien­to para mí es un refugio de este presente terrible”

- MARICEL CHAVARRÍA ARTISTA EN PAUSA GIOVANNI ANTONINI Flautista y director de Il Giardino Armonico

Qué hace Giovanni Antonini durante esta pandemia? ¿Cómo se toma esta pausa forzosa el virtuoso flautista y director de orquesta, que desde que en 1985 fundara el ensemble Il Giardino Armonico ha contribuid­o a revolucion­ar la escena de la música barroca internacio­nal? Residente en Milano, en el foco inicial europeo del coronaviru­s, este reinventor de Vivaldi lleva desde el 2014 embarcado en un arduo proyecto con el sello Alpha:

Haydn2032: grabar e interpreta­r, en un ciclo único de conciertos en toda Europa, las 107 sinfonías de Haydn para el 2032, esto es, el 300 aniversari­o del compositor.

¿Un intérprete de barroco enloquece o descansa con una pausa como esta?

Según a quién preguntes te dicen que comenzaron con muchas ganas a trabajar en casa, pero que han parado. Otros músicos te dicen que tocan todo el día porque si no enloquecen. Si estás costumbrad­os al escenario esto es un gran cambio. ¡Yo he dirigido durante tantos años que ahora me siento extraño! Es una vida rara: es estar en cualquier parte a cualquier hora. Cuando estás enfocado en la música no sabes ni en qué ciudad te encuentras. Pero ahora he hecho una lista de lugares que quiero visitar en Italia. Es increíble lo poco que la conozco, al menos Lombardía. Quiero ir a sitios relacionad­o con la música antigua. Y leo libros de pintura por su conexión con el mundo del barroco.

¿Cómo interpreta la evidente debilidad de la sociedad moderna?

Veo que esto es solo el principio de algo. Porque ni saben cómo empezó el virus: unos dicen que se inventó en laboratori­o, otros hablan del medioambie­nte... Leí que el cambio climático produce un cambio en los animales, por ejemplo, los pájaros cantan más agudo. En el futuro veremos cosas peores, no podemos seguir con ese sistema económico. ¿Qué hacemos

tomando una cerveza que viene de Japón si las tenemos aquí al lado? Yo nací en los sesenta y esta industrial­ización era natural, pero ahora no funciona. Y tengo un sentimient­o extraño: el Renacimien­to no era el paraíso, claro, pero imaginarlo es un refugio para no vivir un presente terrible... de algo que es sólo el principio.

¿Cómo fueron los inicios de la pandemia en Lombardía?

Nadie quería asumirlo. Bérgamo estaba muy afectado por el virus y el slogan era: “Milán, no pares”. “Bérgamo, no pares”, como si estuviésem­os luchando con un ejército. Vi arrogancia en esto. En esta región el trabajo es algo sagrado, la gente estaba dispuesta a morir antes que parar de producir. En Véneto fueron más listos, son igual de productivo­s pero tomaron soluciones rápidament­e. La misma arrogancia vi en el Reino Unido. “No se trata de parar”, decían. ¡Era dramático! Mucha gente sentía que el virus no le podía afectar y después se sorprendía de la cantidad de muertos. Hay errores, sí, y la gente quiere buscar culpables. Sí, tal vez los chinos no nos contaron lo suficiente, pero la solución no es hallar culpables.

¿Menos tráfico aéreo? ¿Cómo afectaría eso a un artista internacio­nal?

Es que no sé si es funcional este sistema de tocar hoy en Milán y mañana en Helsinki y al siguiente en Moscú. No sé si es tan humano. Claro que hay razones económicas para las giras, y ahí está el problema: ¿cómo si no puede sobrevivir una gran Sinfónica? O un grupo freelance como Il Giardino Armonico...

¿Tocando sólo en su región?

Cinco conciertos en toda Italia ya es un

éxito para nosotros. No, tenemos que poder tocar un poco en todas partes, nuestro público no es tan grande. La música tiene el poder del ritual de la vida, por lo menos la que hacemos nosotros. Y mucha música del pasado estaba pensada para ser tocada no ante tanta gente, sino ante un grupo que la conocía y la podía disfrutar. Hay un aspecto museístico en todo ello.

¿Quiere decir que la fiebre del barroco se apaga? En España iba en auge...

En España Jordi Savall ha estado solo haciendo esta investigac­ión durante años, pero en Italia hace 20 teníamos muchos más conciertos que hoy, muchos festivales han desapareci­do, el interés es menor. Si nos viéramos obligados a permanecer en Italia se podría tocar en lugares históricos, pero no cabe mucho público, y eso es un problema económico, ¿ve? Yo ahora quiero entrar en contacto con las institucio­nes que cuidan los lugares históricos y ponernos a hacer música ahí. Tocar barroco en un palacio barroco, eso sería un nuevo tipo de rito. No es nuevo, en España se hace, pero se trata de otra relación con los sitios turísticos. Imagínate: vas a Cerdeña y has de ver lugares históricos... y la música cobra poder en este proceso.

¿Qué ha cambiado en su rutina?

Tomo notas de las ideas que tengo y que antes olvidaba. Hemos tenido cancelacio­nes, com en el festival de Bratislava, que me obligaban a investigar en la música del siglo XX, pero también tenía que tocar esta semana en Sevilla el programa renacentis­ta La morte della regione ,de modo que este pasado y presente se confunden en mi cerebro... Aún así, la situación es demasiado triste para poner orden. Y lo peor de todo es que hace un sol increíble. El buen tiempo ha sido una tortura. Y la atmósfera está limpia... Al principio que no estaba permitido salir, lo hacía de noche... y nunca había sentido el aire de las montañas así. Y el silencio es...

Sobre todo si toca la flauta de pico.

Para la flauta necesitas amigos, sí. Así que toco un poco el clave.

NUEVOS ESCENARIOS POSTPANDEM­IMA Tocar barroco en un palacio barroco, eso sería un nuevo rito; tocar en lugares que ahora son solo turísticos

 ?? ULLSTEIN BILD / GETTY ?? Giovanni Antonini vive esta pandemia en su casa de Milán, planeando viajar por Italia y descubrir lugares del Barroco
ULLSTEIN BILD / GETTY Giovanni Antonini vive esta pandemia en su casa de Milán, planeando viajar por Italia y descubrir lugares del Barroco

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