Así se hacen los test de la Covid-19
El Laboratorio de Referencia de Catalunya se ha reorganizado para responder a la crisis. Analiza unas 700 muestras al día que vienen de hospitales y residencias
En la fase más crítica de la pandemia, enfermeras y doctores se enfrentaron en primera línea a un virus del que no sabían casi nada. La emergencia sanitaria trastocó el funcionamiento de los hospitales y alteró los horarios, las ocupaciones y la salud de los profesionales sanitarios. En la retaguardia, los laboratorios clínicos también transformaron sus estructuras, protocolos y procesos de trabajo para enfrentarse a la crisis.
“En las primeras semanas de marzo, el 54% de las muestras que nos llegaban eran positivas del SARS-COV-2. Ahora sólo entre un 2% y 3%”, comenta Mireia Canal, directora técnica del Laboratorio de Referencia de Catalunya (LRC). La curva de infectados se aplana, aunque la gran disparidad en el ratio de infectados tiene una explicación lógica: “En el cénit de la epidemia llegaban al laboratorio muestras de pacientes y sanitarios que tenían síntomas de la enfermedad, mientras que en los últimos días testeamos a personal asintomático de hospitales y residencias” matiza la doctora Canal.
En la época más aguda de la pandemia, el LRC se volcó en dar servicio a los centros sanitarios. “Hubo que organizar turnos de noche y fin de semana; reubicar a mucha gente; echar mano de nuestra reserva de sustitutos; y contratar profesionales afectados por ERTO en mutuas y laboratorios privados. Llegamos a doblar la plantilla de técnicos de laboratorio para garantizar un servicio 24/7”, explica la directora.
En el laboratorio de Mas Blau se analizan entre 600 y 700 muestras al día. La mayoría son pruebas de detección, las llamadas PCR. Sirven para saber si el paciente es positivo o negativo de coronavirus.
Es una técnica compleja que se realiza en el área de microbiología clínica y requiere de un equipamiento específico. Las máquinas de la cadena de automatización, llamadas termocicladores, incluyen unos determinados reactivos (una sustancia que se añade al sistema para provocar una reacción química en la muestra que revela la presencia del virus). Son capaces de procesar bloques de 24 o 96 muestras. Analizan una alícuota (pequeña muestra) de suero que se extrae con un bastoncillo de la nasofaringe de los pacientes, el lugar donde más carga viral se acumula.
En la mayoría de las muestras biológicas destinadas a la detección del SARS-COV-2 es necesario inactivar el virus antes de procesarlo. Es la parte más peligrosa del proceso manual, ya que es el único momento en el que los técnicos quedan expuestos al virus. Lo hacen en la sala P3 del laboratorio, diseñada para manipular patógenos potencialmente peligrosos. Una vez inactivado el virus se extrae el material genético de la muestra y se procesa en los termocicladores. Se requieren entre 5 y 12 horas para obtener un resultado, dependiendo del volumen de muestras que cada máquina es capaz de procesar a la vez.
El resto de pruebas que se realizan en este laboratorio son tests serológicos, que permiten detectar la presencia de anticuerpos a partir de una muestra de sangre. No necesitan de un equipamiento específico sino que funcionan como una tira reactiva que genera el resultado en unos 15 minutos.
La ventaja de estos tests es que son rápidos y permiten saber qué porcentaje de la población ha pasado el virus (en el caso de las muestras analizadas en el LRC es del 10%, aunque un estudio a nivel nacional ha revelado esta semana que sólo el 5% de los españoles ha pasado la enfermedad). Sin embargo, no son del todo fiables para determinar si una persona está infectada o no en el momento de realizar el análisis.
Los tests rápidos que practica el LRC están basados en la técnica de la inmunocromatografía y detectan los dos tipos mayoritarios de inmunoglobulinas (IGM, el primero que genera el organismo de la persona infectada; e IGG, más tardío pero más abundante). Otros tipos de técnicas más avanzadas detectan también los anticuerpos IGA. Es decir, miden no solo la presencia de anticuerpos en la muestra (análisis cualitativo), sino también la concentración (análisis cuantitativo). Cuantos más anticuerpos tenga el organismo, más opciones hay que esa persona desarrolle inmunidad a la enfermedad.
En el Laboratorio de Referencia de Catalunya se realizan los inmunoensayos Elisa y CLIA. Ambos son de alta sensibilidad, por lo que sus resultados son más fiables que los llamados tests rápidos. Se basan en el mismo fundamento técnico: un ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas, de ahí el acrónimo Elisa (Enzyme-linked Immunosorbent Assay).
El ensayo CLIA es incluso más sensible, dado que la señal que emite la enzima acoplada al anticuerpo de detección es un cambio de luz, en vez de un cambio de color, como Elisa. Por tanto requiere un equipamiento específico con lector de luz de quimioluminiscencia del que no disponen todos los laboratorios.