La Vanguardia

El rechazo del PP a la prórroga del estado de alarma le deja solo con Vox

- CARMEN DEL RIEGO

Amplios sectores del PP esperaban que el presidente del partido, Pablo Casado, hiciera una política que le inclinara hacia el centro para ocupar el espacio político que dejaba Ciudadanos al pactar con Pedro Sánchez, en contra de lo que había hecho antes. Pero el líder del PP ha vuelto a priorizar la pesca en el caladero de Vox antes que en el de Ciudadanos, con posiciones muy cercanas a las de la formación de Santiago Abascal no sólo en la prórroga del estado de alarma, sino también en lo que se refiere a las manifestac­iones que piden la dimisión del presidente del Gobierno.

Esta posición le llevará hoy a situarse al lado de Vox en el rechazo a la prórroga del estado de alarma por primera vez desde que se inició la pandemia. Con su no, el grupo popular en el Congreso se sumará a la posición que ha mantenido desde el principio el grupo de Abascal. Y es que el PP apoyó el decreto inicial y las primeras prórrogas, aunque ya hace quince días decidió abstenerse en la última votación de la cuarta.

En el principal partido de la oposición consideran que su dureza contra el Gobierno de Sánchez les beneficia, porque les sitúa de tal forma que los que se oponen al estado de alarma y sobre todo a Sánchez encuentran en ellos, y en Casado en particular, un referente.

Así, el PP no deja todo ese espacio, que en el partido ven muy amplio, a Abascal, a pesar de no ser uno de los convocante­s de las manifestac­iones de los últimos días. Protestas que, no obstante, el PP comprende.

De ahí que el partido de Pablo Casado se haya preocupado de multiplica­r las iniciativa­s con las que pueda representa­r a este sector de la población y haya adoptado un lenguaje de confrontac­ión, como el utilizado ayer en el Senado por David Erguido, un hombre de confianza de Casado, que llegó a calificar el estado de alarma como “experiment­o comunista”.

Y no sólo eso. El propio Casado cargaba también ayer en un tuit contra las negociacio­nes del Ejecutivo, al señalar que “la subasta de votos para prorrogar el estado de alarma recibe sus pujas separatist­as: retomar la mesa por la independen­cia y sacar de la cárcel a terrorista­s de ETA como depósito en señal”. Afirmación sustentada por

Casado en informacio­nes periodísti­cas que hablaban del acercamien­to a Euskadi de tres presos de la banda terrorista, “incluido el secuestrad­or de Delclaux y Aldaya”, lo que tildaba de “lamentable”.

Esto era, de todos modos, antes de que Cs alcanzara un acuerdo con el Gobierno, y Casado, que tiene como principal deseo concentrar a todo el centrodere­cha, viera cómo la formación de Arrimadas –que en una entrevista que mantuviero­n hace unos días le subrayó que su alianza con Sánchez no era más que puntual– insistía en su apoyo al Ejecutivo, dejando de nuevo al PP en la más dura oposición, junto a Vox. El PP no se esperaba este nuevo apoyo de Arrimadas y, de hecho, el lunes, cuando Cs anunció que no apoyaría la alarma de un mes que pedía Sánchez, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, proclamó de forma laudatoria hacia ese partido que “no apoyar el estado de alarma es dar un sí a España”.

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EFE El líder del PP, Pablo Casado

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