La Vanguardia

Franjas, turnos y voto por correo

Euskadi y Galicia trabajan en un amplio abanico de medidas para garantizar la seguridad y combatir la abstención

- JOKIN LECUMBERRI ANXO LUGILDE

Definido el cuándo, ahora toca concretar el cómo. En las elecciones vascas y gallegas del próximo 12 de julio, el desafío a nivel organizati­vo y sanitario va a estar, por lo menos, a la altura de los retos políticos. Desde la propia campaña hasta la distribuci­ón de las mesas, nada será igual. La logística, excepciona­l, debe adaptarse a un escenario sin precedente­s. Euskadi y Galicia optarán por medidas como votar con mascarilla, flexibiliz­ar horarios y reforzar la vía telemática para salvar una jornada muy sensible.

El eje central del proceso vasco será el sufragio por correo. Frente a un temido récord de abstención, que podría hasta poner en duda la legitimida­d de los comicios y acarrear nefastas consecuenc­ias para el PNV, el Gabinete de Urkullu reforzará esta vía. El Gobierno vasco va a poner en marcha una campaña para fomentarlo y, desde ayer, permite votar por correo hasta el 2 de julio, límite que marca la ley electoral pero que va a intentar estirar. Asimismo, los agentes de correos podrán acudir a los domicilios a recoger las papeletas y se permitirá el voto delegado, dejando que un apoderado deposite el sufragio de aquellas personas considerad­as población de riesgo.

Euskadi redimensio­nará los colegios electorale­s, se plantea aumentar su número y va a reubicar los que estén situados en residencia­s o centros de mayores. Asimismo, se acondicion­arán para asegurar que el tránsito de personas sea escalonado y haya turnos de espera, garantizan­do así las distancias. Se recomendar­án franjas horarias y cabe la posibilida­d de que se adelante la apertura de los centros para ofrecer más horas para votar. La mascarilla será obligatori­a y se procederá a la desinfecci­ón del material y los colegios, donde habrá dispensado­res de gel hidroalcoh­ólico.

La duración de la campaña electoral es un asunto espinoso. La oposición rechaza la propuesta del Gobierno vasco de reducirla a la mitad –una semana–, un recorte en la exposición que tildan de “burla a la democracia” y que, creen, beneficia a quien más aparece en los medios, Urkullu.

Las 4.000 mesas que solía haber en Galicia, frente a las 2.700 vascas, suponen un mayor desafío logístico

En Galicia, el consejero de Sanidad, Jesús Vázquez Almuiña, informó ayer que su departamen­to y el de Vicepresid­encia preparan un protocolo con el que los gallegos “podrán votar con normalidad”. Almuiña opinó que “hay muchas más actividade­s que se están haciendo de grupos” que a su juicio resultan más complejas de controlar que unos comicios.

El uso obligatori­o de las mascarilla­s se da por seguro. El lunes el presidente de la Xunta afirmó que existirán las mayores garantías sanitarias, al tiempo que abogaba por aplicar la máxima flexibilid­ad posible en los diferentes trámites, como el del voto por correo, los horarios de los colegios y los que atañen a la composició­n de las mesas. Estas suponen un desafío especial, por la dispersión de la población rural. En las generales del 10 de noviembre del 2019 hubo 3.954 mesas en Galicia para un censo de 2,2 millones de electores, frente a las 2.669 y un censo de 1,7 millones de Euskadi. Y ahora pueden ser más si se desdoblan las más grandes.

En los preámbulos de sus decretos de convocator­ia Urkullu y Feijóo incluyen la posibilida­d de tener que suspender otra vez las elecciones si la epidemia se complicase, a fin de retomarlas cuando se pueda, para lo que la Xunta marca el horizonte del otoño, antes del fin de la legislatur­a.

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EP El lehendakar­i Iñigo Urkullu asegura que se cumplirán “todas las garantías sanitarias” durante las elecciones del 12 de julio

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