La Vanguardia

Cuadros vacíos

- Teresa Sesé

En el invierno de 1943, cuando el brutal asedio nazi de Leningrado ha provocado ya cientos de miles de muertes a causa de la hambruna y el frío, el Hermitage es un palacio fantasmal en cuyos sótanos inundados viven un centenar de trabajador­es. Sus tesoros, más de un millón de obras, habían sido evacuadas a los Urales en los primeros días de la guerra, y ahora en los salones desiertos solo cuelgan los marcos vacíos. El sonido de vidrios rotos bajo las pesadas botas militares de un grupo de soldados resuena en los pasillos cubiertos de escarcha. Han sido reclutados para poner a resguardo la valiosa colección de muebles franceses que se anega en la bodega y, como muestra de agradecimi­ento, el joven guía Pavel Gubchevsky les ofrece una visita guiada. Para la mayoría es su primera entrada en un museo. Ante los espacios vacíos donde antes estuvieron las pinturas de Rembrandt, Tiziano o Fra Angélico, Gubchevsky conjura las imágenes ausentes mediante descripcio­nes vívidas y comentario­s eruditos. Las obras que un día se evaporaron del Palacio de Invierno siguen existiendo a través de la memoria apasionada de un hombre vestido con un abrigo de piel de oveja. Y , gracias a él, en la imaginació­n de unos campesinos que logran ver lo que no se puede ver.

Gubchevsky no podía si quiera sospecharl­o, pero con su acción sembró los primeros brotes del arte conceptual al conseguir que los marcos vacíos se volvieran tan significat­ivos como las obras maestras que se exhibían en ellos. Lo hizo en un momento terrible en el que la gente sacó su peor lado (el mayor desgarro del asedio se produjo en las mentes de los ciudadanos, que vivieron numerosos

Las pinturas han sido evacuadas del museo, pero el guía conjura las imágenes ausentes mediante descripcio­nes vívidas

casos de canibalism­o), pero también el mejor. Sucedieron cosas extraordin­arias, como la interpreta­ción de la Séptima sinfonía de Shostakóvi­ch, que el músico había empezado a componer antes de ser evacuado de la ciudad con su familia. Las partituras fueron lanzadas desde un avión e interpreta­das por una orquesta de músicos famélicos, que apenas podían tocar por la debilidad, pero que consiguier­on hacer llegar a los ciudadanos en un ejercicio de desafío y resistenci­a.

No tengo idea de lo que es estar frente a un lienzo en blanco, pero intuyo que al igual que sucede ante un papel, es imposible pintar la realidad y que el pintor únicamente puede reflejar el lugar que ocupa en ella y lo que ve con sus ojos. Las pinturas, como las personas con las que convivimos a diario, irradian sentimient­os y estados de ánimo, y están cargadas de deseo y de amor, de ansiedad y de desasosieg­o, de resentimie­nto y de odio. Capturan una gran variedad de momentos de la historia, tanto trágicos como brillantes, y a veces nos desvelan episodios oscuros ocultos a simple vista.

Hoy todos nos sentimos un poco como aquellos soldados perdidos en los corredores helados del viejo museo ruso, desconcert­ados ante esa inmensa colección de cuadros vacíos que es el mundo que está por venir, escuchando las voces de los guías del pasado mientras proyectamo­s sobre lo que aún no podemos ver nuestros propios deseos, recelos y fantasmas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain