La Vanguardia

Salivar con unos huevos fritos

Santa Coloma, Sant Adrià y los barrios alejados del centro de Barcelona como Bon Pastor celebran con entusiasmo la ceremonia de las terrazas

- MAYKA NAVARRO

HSanta Coloma de Gramenet

abía tantas ganas de fase 1 que algunos como David Jiménez apenas pudieron pegar ojo de los nervios por reabrir “por fin” el negocio, aunque fuera a medias, tras 74 días de miedos e incertidum­bres. Otros como José Zambrana se despertaro­n salivando tras soñar con un par de huevos fritos con patatas, chorizo y una caña servida en copa helada en la terraza del bar de un amigo. David y José coincidier­on ayer en la plaza de la Vila de Santa Coloma de Gramenet. El primero al frente de la mitad de las sillas de su terraza del bar La Lola y el segundo, disfrutand­o como un niño en una de las mesas del bar de su amigo Pere.

Frasco de gel hidroalcoh­ólico siempre cerca, David atendía a los clientes echándoles primero un chorro en las palmas de las manos y agradecien­do la visita con una sonrisa que ocultaba la mascarilla. El primer servicio del día en la terraza de la nueva normalidad fue una café solo para Alba, una clienta habitual convertida en amiga, a la que no tuvo opción de invitar como quería. “Me dejó los dos euros en la mesa”.

Incertidum­bre es la palabra que sirve para definir cómo será el futuro más inmediato. Con la mitad de las mesas de la terraza, el interior del local aún clausurado y el horario recortado hasta las once de la noche David sabe que por muchos cafés, bocadillos y cervezas que sirva “apenas nos dará para cubrir los gastos”. Pero ayer no era día para pensar en negativo y menos ante la llegada de Aina, precedida por una barriga imponente en la que crece el que será el primer hijo de la pareja. Todo son celebracio­nes en la terraza de La Lola. “Daviddddd...”, irrumpe como un torbellino Lulú. “Un café con leche que vengo de firmar los papeles del divorcio”, exclama, mientras se retira la mascarilla de tela negra que no ha desdibujad­o el carmín rojo que alegra su cara.

Saliendo de Santa Coloma y siguiendo el margen derecho y cada vez más verde del Besòs, asumiendo la realidad no institucio­nal del área metropolit­ana, dos sombrillas y cuatro mesas se disputan las amplísimas aceras recién remodelada­s del chaflán de las calles Caraca y Potosí, en Bon Pastor, el extrarradi­o de Barcelona.

Erika Hurtado es una de las socias del bar restaurant­e Avenida II, en el centro de un polígono industrial que recupera poco a poco el ajetreo. El negocio vive de los inquilinos de las industrias y negocios de los alrededore­s para los que servía 200 menús diarios en los comedores interiores. Las cuatro mesas de fuera no le darán ni para pagar los recibos de agua y luz del local. Pero tenía que abrir. Y se emociona al recordar el bocadillo de casi media barra de pan tostado con beicon y queso, junto a una cerveza helada, que se ha comido a las ocho y media de la mañana el primer cliente. “He entrado a la cocina dando gritos: ‘Ramona que dice el señor que el bocadillo le ha sabido a gloria’”.

Y traspasand­o de nuevo fronteras imaginaria­s de la realidad metropolit­ana, en la terraza de El Pernilet de Sant Adrià de Besòs de la peatonal y concurrida avenida Catalunya celebran con cava la reapertura. Magalí Martínez se sumó en diciembre al negocio como socia y confía en que el Ayuntamien­to le permita colocar las mismas mesas de la terraza, ampliando el espacio y sin costes.

Una hora antes de montar en el exterior, Juan, un cliente de toda la vida, se acercaba impaciente para preguntar. “¿Ya se puede?”. Había que desinfecta­r mesa a mesa, las sillas y todas las patas. A las ocho y media en punto Juan, su mujer y otra pareja se sentaron. Con la emoción acortaron las distancias de seguridad y pidieron cada uno un bocadillo de jamón ibérico con pan con tomate. Otra pareja fija del bar, Mari Ángeles y Chelo, habituadas al ritual del desayuno diario en la misma mesa del interior del local, se asignaron la que será a partir de ahora su bastión para compartir la vida. Con dos cafés con hielo sobre la mesa, la mujeres celebraban el pase de fase que por fin las reunía. “Era mucho lo que echábamos esto de menos”.

El primer cliente del bar Avenida pidió con emoción un bocadillo de beicon con queso

SANT ADRIÀ DE BESÒS

Juan ya merodeaba impaciente por la terraza de El Pernilet una hora antes de abrir

 ?? KIM MANRESA ?? David Jiménez, de La Lola, sirve un par de cafés y un quinto en su terraza de Santa Coloma, ayer
BON PASTOR
KIM MANRESA David Jiménez, de La Lola, sirve un par de cafés y un quinto en su terraza de Santa Coloma, ayer BON PASTOR

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