EE.UU. rebasa los 100.000 muertos con un Trump falto de empatía
Esta pasada noche, de madrugada, Estados Unidos cruzó la barrera de los cien mil muertos como consecuencia de la Covid-19, una cifra que Donald Trump, el presidente, aseguró que nunca se alcanzaría. El último recuento de la Universidad Johns Hopkins, contabilidad de referencia para un indicador tan complejo, precisaba que la cifra era de 100.047.
Los cien mil fallecidos por el virus superan el número de americanos muertos en las guerras de Vietnam o de Corea, en terremotos o en anteriores pandemias. En Europa, hasta la fecha, el número de muertos es de 170.000.
La cifra real de muertos puede ser significativamente superior, según los expertos, que afirman que muchas personas han muerto sin que se haya verificado la causa real del fallecimiento. Los científicos que escrutan la evolución del virus desde la Administración han señalado que se pueden alcanzar los 240.000 muertos.
Pese a ello, el presidente de esa misma Administración, Donald Trump, se ha movido entre el negacionismo del virus cuando no lo ha minimizado. En los últimos meses, Trump ha comparado el virus con una simple gripe, ha rechazado el uso en público de mascarillas (aunque las usa en privado) ha acusado a China de ser la causante de la mortaldad o ha reconocido públicamente que consume hidroxicloroquina para protegerse del virus, cuando no han quedado nada claros los efectos secundarios de esta sustancia.
Trump se ha visto superado por la pandemia y no ha encontrado el tono de empatía necesario ante una tragedia que impacta de lleno en las expectativas electorales del que será el candidato de los republicanos en las elecciones presidenciales de noviembre. En las últimas semanas ha alentado el fin de los confinamientos en aquellos estados en los que los gobernadores (en muchos casos demócratas) han conducido una línea de actuación prudente. Siempre en nombre de la economía, haciéndose eco de los sectores empresariales, puntal de algunas de sus políticas.
El 10 de abril, cuando un periodista le habló de cien mil muertos, respondió que “estaremos sustancialmente por debajo de esa cifra”. Diez días después habló de entre 50.000 y 60.000 muertos. Para concluir, diez días más tarde, que podrían ser entre 60.000 y 70.000. Cuando se le ha mencionado si tantos fallecidos tienen alguna cosa que ver con la lenta reacción al virus, él ha respondido: “Sin mi intervención, el número de muertos habría sido veinticinco veces más alta”.