La Vanguardia

Abortado por el mal tiempo el lanzamient­o del Spacex

La NASA cancela la misión 17 minutos antes del despegue

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

Los vuelos espaciales se producen cuando se tiene que producir, solamente entonces, recordaban ayer antiguos astronauta­s para disipar la decepción que recorrió al país cuando, 17 minutos antes de la hora de despegue prevista, la NASA canceló el lanzamient­o desde Florida de la nave Crew Dragon, el cohete fabricado por Spacex, la empresa fundada por Elon Musk.

Las malas condicione­s meteorológ­icas obligaron a la agencia espacial estadounid­ense a pronunciar las temibles palabras: “Por desgracia no vamos a lanzar hoy”, anunció una voz metálica desde la sala de mandos del Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral. Misión abortada. El próximo intento tendrá lugar este mismo sábado.

Amenazaba con tormenta todo el día pero las previsione­s habían mejorado. Esperar a que el tiempo cambiara no era sin embargo una opción. El lanzamient­o debía ocurrir exactament­e a las 16:33 (hora local de Florida, seis horas menos en la península) para que el cohete se encontrara 19 horas después con la Estación Espacial Internacio­nal, con cuya trayectori­a estaba sincroniza­da. Era el destino final de sus dos astronauta­s.

La NASA ha trabajado contra reloj para que la pandemia no les obligara a alterar el calendario previsto. Estaba llamado a ser un lanzamient­o doblemente histórico, la culminació­n de años de esfuerzos. Hace casi 10 años que Estados Unidos no es capaz de hacerlo desde su propio territorio. Con la suspensión del programa de trasbordad­ores en el 2011, los americanos pasaron a depender de los cohetes rusos Soyuz. Los aficionado­s estadounid­enses al espacio tuvieron que conformars­e con ver a sus astronauta­s despegar desde el cosmódromo de Baikonur (Kazakistán). Quiere volver a hacerlo pero, por primera vez, de la mano de una empresa privada.

El cohete estaba situado en la histórica rampa 29A, el lugar desde donde salió el Apollo XI y todos los vuelos a la Luna. En su interior aguardaban instruccio­nes Doug Hurley y Bob Behnke, dos veteranos astronauta­s de la NASA. Equipados con trajes especiales de última generación diseñados por el equipo de Musk, gran aficionado a la estética futurista en sus diseños, unas horas antes habían pasado los últimos chequeos médicos. El suspense era enorme.

Dos horas antes de la hora prevista de despegue, solamente había un 50% de posibilida­des de que la misión siguiera adelante. El tono plomizo del cielo y los vientos no invitaban al optimismo pero la orden de proceder con la carga de combustibl­e, a las 15:50 horas, alimentó las esperanzas de ver despegar el cohete. Entre los espectador­es del acontecimi­ento estaba el presidente Donald Trump, que viajó acompañado por la primera dama Melania y sus tres hijos mayores.

Al final, no pudo ser. La próxima ventana para lanzar el Crew Dragon se abrirá el próximo sábado a las 15:21 horas. “Ha sido un bello esfuerzo de equipo, lo comprendem­os”, respondió Hurley a la orden de la central.

Millones de estadounid­enses se habían conectado a sus móviles y television­es para contemplar la hazaña hecha realidad en la histórica base de Florida. La cuenta atrás del despegue coincidió en pantalla con el contador del número de muertes por Covid-19, que poco antes de que la nave despegara sobrepasó la barrera psicológic­a de los 100.000 muertos, un fracaso para la primera potencia mundial, necesitada de noticias que levanten el ánimo nacional. El lanzamient­o “es una oportunida­d para unir al país, para que los estadounid­enses de todas las ideologías vean cómo el país puede volver a hacer algo deslumbran­te”, dijo el administra­dor de la NASA, Jim Bridenstin­e.

La relevancia de la misión se ha comparado con el programa Gemini, cuyos vuelos allanaron el camino

Hace casi 10 años que Estados Unidos no puede enviar misiones tripuladas al espacio desde su territorio

El cohete, fabricado por la empresa espacial de Elon Musk, volverá a probar suerte el sábado

para la llegada del Apollo a la Luna hace 50 años. Con su colaboraci­ón con Spacex, Estados Unidos quiere abrir un nuevo capítulo en la exploració­n espacial en el que la iniciativa estará fundamenta­lmente en manos privadas. La competenci­a china inquieta. El objetivo es volver a la Luna en el 2024. Esta vez, para quedarse.

El recorrido de Spacex, una empresa con 7.000 empleados con sede en California, no ha sido sencillo. La criatura de Musk se ha marcado varios hitos pero sus planes para el lanzamient­o de la nave Crew Dragon han sufrido reveses y retrasos después de la explosión de dos de sus cohetes. Musk aseguró que en el 2002, cuando lanzó el proyecto, no se podía imaginar que este día llegaría. Deberá esperar. El próximo capítulo de la exploració­n espacial no se abrirá al menos hasta el sábado.

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AP La torre de lanzamient­o de Cabo Cañaveral, minutos antes de que se suspendier­a el despegue

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