Guix deja Salut Pública: “Me voy tranquilo, con todo encarrilado”
El secretario de Salut Pública, Joan Guix, deja el cargo cuando la peor epidemia de los últimos 100 años empieza a declinar. Lo hace por motivos de salud, tras dos meses de una enorme presión y con unos cuentos cruces políticos y técnicos que parecían palos en las ruedas. Y en medio del gran desconcierto de las cifras sobre la Covid-19.
“Me voy tranquilo, con todo encarrilado”, asegura. Unos problemas eléctricos en su corazón, que se han acentuado con la presión de estos dos últimos meses, le han obligado a replantearse su actividad. “Me convertiré en un pensionista, ya me toca, pero seguiré en la investigación de la medicina antropológica y en la salud pública, para pensar más que actuar”.
Tiene 70 años y cuando le nombraron para el cargo en el 2015 ya le trastocaron sus planes. Pero le encantó el encargo, porque se pondría en marcha la Agència de Salut Pública, abortada con los primeros recortes del 2010. Y parecía que podrían actualizar por fin un servicio siempre postergado que, entre recortes y recortes, “aún seguía en el siglo XX”.
Los líos y las quejas por las cifras de afectados y muertos por Covid le han perseguido estos meses, “pero los datos en salud pública no son un automatismo, no basta con tener una buena herramienta informática, aunque sea imprescindible. Para conocer se necesita músculo y cerebro y las cifras se han de depurar. Eso requiere gente preparada y tiempo”. Ese ha sido uno de sus flancos, por donde se le ha atacado dentro del propio gobierno que le nombró. “Pero han sido sólo discrepancias técnicas, quizá generacionales”, dice.
Los datos de Salut en esta pandemia se han ido enriqueciendo de manera que ha sido difícil a menudo entender la situación real en la que se estaba. “Los datos rápidos son muy importantes para planificar recursos, pero no para conocer la epidemia. Se han de depurar, ficha a ficha, saber quién ha muerto de Covid y distinguirlo del que ha muerto con Covid pero por otra causa. Acabaremos sabiéndolo, pero lo tendremos dentro de un año”. Otro momento doloroso fue la utilización del infectólogo Oriol Mitjà por parte de la presidencia del Govern, como oposición al punto de vista del comité de expertos que lideraba Joan Guix.
Cree que Salut Pública actuó como debía, en función de lo que conocían. El punto negro a su juicio fueron las residencias. Un punto fuerte, lo que se ha avanzado informáticamente en un sistema en el que los actores ni siquiera hablaban el mismo idioma. “Me voy tranquilo”.
“Tardaremos un año en tener las cifras reales, no es un conocimiento automático”