La Vanguardia

La historia de un desencuent­ro

La cadena de ceses y dimisiones esta semana es el resultado de un alejamient­o entre la Guardia Civil y el Gobierno

- CARLOTA GUINDAL

La cadena de dimisiones y destitucio­nes en la Guardia Civil ha provocado una crisis en el Ministerio del Interior, dejando patente un enfrentami­ento sin precedente­s entre el instituto armado y el ministro del Interior, Fernando Grande-marlaska. La salida forzada del coronel Diego Pérez de los Cobos tras la publicació­n de un informe que señala al Gobierno como responsabl­e de contagios por permitir las manifestac­iones durante el mes de marzo, ha sido la explosión final de una relación que empezó a tensarse desde que el magistrado fue elegido para formar parte del Gobierno de Sánchez. El ministro ha negado en todo momento que el cese tuviera algo que ver con tal informe. Mientras tanto, fuentes policiales insisten que ese fue el motivo ofrecido al coronel para su salida de la Comandanci­a de Madrid.

EL PRIMER REVOLCÓN

Relegar a la GC de un puesto clave

El nombramien­to de Grande-marlaska fue inicialmen­te bien visto por gran parte de los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad. Como juez instructor de la Audiencia Nacional que había sido, su relación con los investigad­ores, sobre todo en la lucha contra el terrorismo, había sido buena y cercana. Tanto mandos como agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional que trabajaron con Marlaska guardaban una buena imagen de él como juez comprometi­do. Fuentes del instituto armado incluso recuerdan la buena relación mantenida con el ahora ministro sobre todo después de que la Guardia Civil descubrier­a que ETA preparaba un atentado en su contra en La Rioja en 2008. Sin embargo, nada más llegar al Ministerio, Grande-marlaska tomó una decisión impopular para el cuerpo armado. Decidió quitar como director del Gabinete de Coordinaci­ón y Estudios, dependient­e de la secretaría de Estado, al coronel Juan Hernández Mosquera -puesto que previament­e había ocupado Pérez de los Cobos- para nombrar a un comisario de Policía Nacional, José Antonio Rodriguez, alías Lenin. Este puesto era esencial para el instituto armado, se trata de un puesto clave, “la cocina del Ministerio, por donde pasa toda la informació­n y las grandes decisiones”, explican fuentes policiales. Durante años su director había sido un guardia civil y de repente había pasado a manos de la Policía, la que por otro lado considerab­a que era de justicia poder ocupar ese cargo después de tantos años. En las luchas de poder entre los dos cuerpos policiales, el ministro favoreció a la Policía, y aquello se vivió como una traición. Como contrapart­ida, dio a un general la dirección del Centro de Inteligenc­ia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco) hasta entonces dirigido por un comisario.

UN PULSO PERDIDO

Dimisión del jefe de la UCO

Un mes después del primer encontrona­zo vino una nueva polvareda cuando el ministro acordó el cese fulminante del jefe de la unidad central operativa (UCO) de la Guardia Civil, Manuel Sánchez Corbí. La persona que había liderado la perparte secución de la corrupción política en los últimos años, sobre todo la del PP, fue apartada tras entenderse desde Interior que estaba echando un pulso al ministro. La razón fue que Corbí envió un correo a todas sus unidades para comunicarl­es que todas aquellas actividade­s que dependiera­n de fondos reservados quedaban suspendida­s porque la caja de Interior se había agotado. Tras conocerse por los medios de comunicaci­ón que Interior se había negado a dar a la UCO más dinero para investigar la corrupción, Sánchez Corbí fue cesado por “pérdida de confianza”. Fuentes próximas a este coronel recuerdan que es uno de los más laureados del instituto armado y que ha desarrolla­do gran de su carrera en la lucha contra ETA. Fuentes próximas al ministro indican que Grande-marlaska no iba a permitir pulsos lanzados por los mandos.

GUARDIA CIVIL CONTRA MOSSOS

Marlaska apoya a la autonómica

En vísperas de la sentencia del procés, el titular de Interior tuvo que posicionar­se y tachar de “inoportuno” el discurso del general Pedro Garrido, jefe de la VII zona de la Guardia Civil de Catalunya. En un acto, con los mandos de los Mossos presentes, Garrido dijo que la “revolución de las sonrisas” se ha tornado en “odio y mezquindad”. Sus palabras provocaron que los responsabl­es de la policía autonómica se marcharan del acto. Desde su llegada al ministerio y tras el desafío independen­tista, que llevó al jefe de los Mossos al banquillo de los acusados, Grande-marlaska intentó restablece­r a los Mossos. Aquellas palabras tiraban por tierra el trabajo del ministro para apoyar les en investigac­iones y frente a jueces.

DETENCIONE­S DE LOS CDR

Una operación para tensar

En plena operación del Gobierno de Pedro Sánchez para destensar las relaciones con el Gobierno catalán y poco antes de la sentencia del Supremo por el procés , la Guardia Civil lanzó una operación para detener a varios miembros de los Comitès de Defensa de la República (CDR) ante la sospecha que estaban preparando actos con explosivos de cara a las penas que iban a dictarse a mediados de octubre del 2019. Esta operación fue liderada por la Audiencia Nacional y los detenidos fueron encarcelad­os por terrorismo. Sin embargo, para el Gobierno fue una operación que perjudicó sus relaciones con los dirigentes catalanes como el presidente de la Generalita­t, Quim Torra.

CONTROL DE LAS REDES SOCIALES

Un general para el coronaviru­s

Otro episodio que enrareció más las relaciones fue cuando el ministro afeó unas declaracio­nes del general José Manuel Santiago, uno de los encargados de participar en las ruedas de prensa de expertos para analizar la evolución de la Covid-19. En una de sus intervenci­ones, aseguró que una de las tareas de la Guardia Civil era monitoriza­r redes sociales para “minimizar el clima contrario a la gestión de crisis del Gobierno”. Aquella afirmación provocó un aluvión de críticas al Ejecutivo por coartar la libertad de expresión. Grande-marlaska lo calificó de “lapsus” del general y suspendió las ruedas de prensa con responsabl­es del instituto armado y de la Policía Nacional. Pero aquello dejó poso.

La Guardia Civil se sintió utilizada por el Ejecutivo por la “sobreexpos­ición” de mandos. En medio del huracán, el cuerpo recibe el encargo judicial de investigar la gestión sanitaria. Tras el informe que apuntaba al Gobierno, la polémica estaba servida. Grande-marlaska respondió de nuevo al pulso. Compañeros de la carrera judicial critican que con razón o sin razón, cesar a un mando por un informe requerido por una juez es “intolerabl­e”.

Marlaska empezó su mandato quitando al instituto armado un puesto clave en la secretaría de Estado

La destitució­n de Corbí y su actitud hacia los Mossos y el general Santiago, entre las razones

 ?? FLICKR/CRISTINACI­FUENTES ?? El coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos
FLICKR/CRISTINACI­FUENTES El coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos
 ?? DANI DUCH ?? El ministro del Interior, Fernando Grande-marlaska
DANI DUCH El ministro del Interior, Fernando Grande-marlaska

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain