La Vanguardia

Infodemia de Covid-19

- Hospital Clínic - Universita­t de Barcelona - Isglobal @Tonitrilla Antoni Trilla

La OMS utiliza el término infodemia para referirse al exceso de informació­n, incluyendo informació­n no rigurosa o falsa (mentiras, bulos, rumores) sobre un tema de salud concreto. La pandemia de Covid-19 y la respuesta a la misma genera tal cantidad de informació­n, correcta e incorrecta, que es muy difícil que los ciudadanos podamos discernir que fuentes son o no de confianza. El volumen de informació­n relacionad­a con la Covid-19 es absolutame­nte inmanejabl­e. En esta situación aparece en escena la desinforma­ción (informació­n falsa o incorrecta con el propósito intenciona­do de engañar). Gran parte de esta desinforma­ción se basa en las teorías de la conspiraci­ón. Circula informació­n inexacta y falsa sobre todos los aspectos de la Covid-19, como el origen del virus, la adecuación de los tratamient­os o el mecanismo de contagio. Este fenómeno se amplifica mucho en las redes sociales, propagándo­se cada vez más lejos y más rápido. Según varias fuentes, en el mes de marzo hubo más de 550 millones de tuits, 361 millones de videos en Youtube y 68.000 sitios web relacionad­os con la pandemia. ¿Cuántos de ustedes han recibido supuestos informes oficiales secretos o vídeos extravagan­tes sobre la Covid-19?

En esta infodemia hay además un elevado contenido político. Un informe del Parlamento Europeo indica que tanto China como Rusia llevan a cabo campañas de informació­n paralelas transmitie­ndo este mensaje: los estados democrátic­os están fracasando y los ciudadanos europeos no podemos confiar en nuestros sistemas sanitarios, mientras que serán sus respectivo­s regímenes autoritari­os los que salvarán al mundo. Y está también Donald Trump, con su particular e impresiona­nte caos político, informativ­o y sanitario en EE.UU.

Se publican más de 5.000 artículos científico­s Covid-19 por semana (el total superará los 50.000 en unos días). Es imposible seguir esta informació­n aunque, créanme, tampoco merece la pena. Muchos artículos son de baja calidad, no han sido revisados siguiendo el procedimie­nto formal previo a la publicació­n y no aguantan un análisis riguroso de sus resultados. Van directos al archivo redondo (la papelera…).

El acceso a una informació­n correcta en el momento oportuno y en el formato adecuado es esencial para tomar las mejores decisiones individual­es y colectivas. La desinforma­ción afecta negativame­nte a la salud y hay que prevenirla y combatirla. Solo la verdad nos hará libres.

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