La Vanguardia

Alemania atribuye a un delincuent­e sexual preso la muerte de Maddie

El sospechoso, en prisión. acumula un amplio historial de delitos sexuales

- Santiago de Compostela ANXO LUGILDE

Christian Brueckner, pedófilo y violador alemán de 43 años que está encarcelad­o por varios delitos en su país, habría asesinado a Madaleine Mccann, la niña británica desapareci­da en el Algarve en mayo del 2007, según la tesis expuesta ayer en rueda de prensa por la fiscalía de Braunchswe­ig (Baja Sajonia). “Asumimos que está muerta”, afirmó el primer fiscal de distrito, Hans Christian Wolters, sobre un caso considerad­o en Alemania como homicidio, mientras en Portugal y el Reino Unido sigue tipificado como una desaparici­ón. Los investigad­ores piden la colaboraci­ón ciudadana para completar las indagacion­es, que sitúan en la zona de los hechos al sospechoso, con un historial delictivo de “depredador sexual”. Sostienen que poco después del crimen dejó el Algarve, donde residía desde 1995.

Si bien el año pasado ya había aparecido alguna informació­n sobre una posible conexión alemana en el caso Maddie, el anuncio realizado el miércoles por las policías británica, alemana y portuguesa supone todo un vuelco en trece años de océanos de tinta y giros inesperado­s de un sumario con más de 2.000 diligencia­s policiales, 500 registros y 12.000 páginas de proceso, así como la docena de millones de euros que ha gastado en él la policía inglesa.

“Parece un avance significat­ivo. No recuerdo ver a ninguna de las fuerzas policiales, portuguesa­s, británicas u otras, ser tan específica­s sobre un individuo como han hecho en relación a este hombre”, afirmó ayer el portavoz de la familia Mccann, Clarence Mitchell. Periodista­s portuguese­s que siguieron el caso desde sus inicios coinciden en esa valoración, aunque pese también la memoria de otras líneas de invesurban­ización tigación que no prosperaro­n.

Sin ninguna señal por ahora de que se haya hallado el cadáver de lo que la fiscalía alemana tilda de homicidio, tampoco se ha producido la detención del sospechoso, debido a que ya se encuentra entre rejas. De acuerdo con los datos que han trascendid­o en Portugal, Brueckner no habría reconocido el crimen ni colaborado tampoco con la investigac­ión.

Acumula, según el semanario Der Spiegel, un amplio historial criminal por delitos sexuales y tráfico de drogas, con una primera condena a los 17 años en Baviera por abusar de un niño. Junto a un último caso por tenencia de pornografí­a infantil, en sus antecedent­es figura una violación cometida en el sur de Portugal en el 2005, año y medio antes de la desaparici­ón de Maddie. La víctima fue una estadounid­ense de 72 años, a la que ató, pegó, agredió sexualment­e y robó. Su procesamie­nto se demoró más de un decenio, hasta que lo incriminó una prueba de ADN.

Cuando ayer al mediodía se empezaron a difundir las primeras fotografía­s de Brueckner, en Portugal llamaba la atención el parecido entre la fisonomía de su rostro con el de un retrato robot de una persona que había sido vista en las inmediacio­nes de la en la que estaban alojados los Maccann y que fue difundido al comienzo del caso.

Se trata por ahora del único elemento que conecta la actual línea de investigac­ión con las pesquisas iniciales, condiciona­das por las deficienci­as que apareciero­n en el aislamient­o y el procesamie­nto del lugar de los hechos. Esta circunstan­cia y el tiempo transcurri­do, que impide por ejemplo utilizar la triangulac­ión de los teléfonos móviles, convierten en esenciales los testimonio­s que puedan surgir de los llamamient­os a la colaboraci­ón ciudadanos, para los que la policía alemana ofrece una recompensa de 10.000 euros. Para facilitar esa recogida de datos se divulgaron dos números de teléfonos portuguese­s, uno usado por el sospechoso y otro de una persona que podría ser un testigo clave, debido a una conversaci­ón que habrían mantenido el día de la desaparici­ón. También se difundiero­n imágenes de dos vehículos. Uno es una furgoneta Volkswagen blanca y amarilla, que podría haber sido usada para cometer el crimen, y el otro, un Jaguar.

Ayer las cámaras de televisión volvieron al Algarve, a Praia da Luz, el último lugar en el que fue vista la niña, y a un lugar desconocid­o hasta ahora aunque no muy distante. Se trata de una casa rural ubicada en la carretera que conduce a Lagos, la principal ciudad del occidente de esta región. Allí vivió el sospechoso durante su estancia en el sur de Portugal, entre 1995 y 2007 cuando, según la policía alemana, trabajó en la hostelería y habría traficado con drogas y cometido algunos robos en hoteles de la zona. Así, una de las hipótesis consiste en que Brueckner hubiese entrado en el apartament­o con la idea inicial de cometer un hurto.

De confirmars­e el nuevo giro de las pesquisas sepultaría definitiva­mente las sospechas sobre los padres de la niña que, aunque hayan sido descartada­s oficialmen­te, siguen pesando en el imaginario popular. Ayer la familia Maccann difundió un comunicado en el que agradece los esfuerzos policiales para esclarecer el caso. “Nunca renunciare­mos a la esperanza de encontrar a Madeleine con vida, pero sea cual sea el resultado, debemos saberlo, ya que necesitamo­s encontrar la paz”, afirman los progenitor­es.

INVESTIGAC­IÓN EN MARCHA La policía llama a la colaboraci­ón ciudadana para obtener más pruebas

EL TESTIMONIO DE LA FAMILIA Los padres todavía esperan que su hija esté viva, pero quieren saber la verdad

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 ?? FRANCISCO LEONG / AFP ?? Los padres de Madeleine Mccain, Gerry y Kate, hablando a la prensa en diciembre del 2009 al salir de un tribunal de Lisboa
FRANCISCO LEONG / AFP Los padres de Madeleine Mccain, Gerry y Kate, hablando a la prensa en diciembre del 2009 al salir de un tribunal de Lisboa

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