La Vanguardia

Jair Bolsonaro

Presidente de Brasil

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

Brasil registró ayer 1.349 muertos en 24 horas, la cifra más alta desde que se propagó la pandemia en ese país. La política negacionis­ta de Bolsonaro ha contribuid­o a que Brasil sea ahora uno de los países que registran mayor aumento del virus.

Los gobiernos de Latinoamér­ica hablan de volver a la normalidad como si el virus ya fuera historia, pero la enfermedad sigue al alza en la región, nuevo epicentro mundial. Los picos de contagios se esperan en julio y se teme el colapso de sus débiles estructura­s hospitalar­ias. Mientras en Europa y Asia los casos decrecen, dos países del continente, Brasil y México, lideran los fallecimie­ntos diarios en el planeta, sobrepasan­do el millar.

En estos países sus mandatario­s reaccionar­on tarde a la pandemia, como el mexicano Andrés Manuel López Obrador, o simplement­e no reaccionar­on, como el negacionis­ta brasileño Jair Bolsonaro. La OMS está muy preocupada por Brasil, que tiene el epicentro en São Paulo: con 210 millones de habitantes, es el país más poblado de Latinoamér­ica y el quinto del mundo, pero ya es el segundo del globo en contagios tras EE.UU. y por encima de Rusia, con la salvedad de que los norteameri­canos llevan realizados veinte veces más tests que los brasileños.

Por ello es más elocuente mirar la cifra de fallecidos. Con 32.548 muertos, según los últimos recuentos, es solo cuestión de horas que Brasil supere a Italia en la tercera posición de este indeseable ranking mundial. Aunque el índice de muertes por millón de habitantes sigue siendo bajo (153) –España tiene 580–, los contagios en el gigante sudamerica­no escalan aceleradam­ente, ayudados por los mensajes de desprecio al virus de Bolsonaro.

“Lamento todos los muertos, pero es el destino de todo el mundo”, dijo esta semana el presidente brasileño, apoyado ciegamente por una tercera parte de la población, lo que incide en que muchos brasileños no respeten las cuarentena­s impuestas por los gobernador­es de cada estado, ante la negativa del mandatario a restringir actividade­s a nivel federal. El propio Bolsonaro ha tomado por costumbre darse baños de masas cada fin de semana en Brasilia, participan­do en manifestac­iones en su apoyo: el domingo pasado se subió a un caballo, sin mascarilla y sin respetarla­s distancias.

Brasil lleva tres semanas sin ministro de Salud y no parece que Bolsonaro tenga prisa en nombrar uno. Tras la dimisión de Nelson Teich que, al igual que su predecesor, Luiz Henrique Mandetta, dejó la cartera por la actitud del mandatario, el ministerio sigue provisiona­lmente en manos de un militar, el general Eduardo Pazuello.

Otro caso es México. Aunque tarde, el izquierdis­ta López Obrador apoyó las medidas de confinamie­nto, pero durante toda la crisis ha enviado mensajes erráticos y, en ocasiones, tan esperpénti­cos como los de Bolsonaro. Con 125 millones de habitantes, el segundo país más poblado de Latinoamér­ica superó esta semana el millar de muertos en un día y ya acumula 11.729 fallecimie­ntos; séptimo en el listado mundial tras España, aunque con 91 fallecimie­ntos por millón de habitantes. Los casos confirmado­s pasan de los 100.000 pero con poquísimos tests, la tercera parte que en Brasil.

Con epicentro en su capital, México tuvo el miércoles 1.092 muertos, causando alarma pues el día anterior habían sido medio millar. López Obrador salió ayer a desdramati­zar, alegando que el abultado salto se debió a “un ajuste en defuncione­s que se habían presentado con anteriorid­ad y no se habían registrado”. El presidente mexicano acusó a la prensa de “amarillism­o” y pidió no “alarmarse” y “que no haya psicosis”. Contradici­endo la tendencia, el líder mexicano sostiene que el virus disminuye y es partidario

López Obrador: “No mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronaviru­s”

de reabrir paulatinam­ente las actividade­s, lo que llama “nueva normalidad”.

No obstante, López Obrador dejó claro que “no se trata de relajar la disciplina, se trata de seguirnos cuidando, de seguir manteniend­o la sana distancia, de no salir de la casa si no es para lo indispensa­ble”. Y el mandatario, además de los consejos habituales de lavarse las manos y mantener las distancias, ofreció ayer, en su tradiciona­l rueda de prensa matutina, otras indicacion­es para prevenir la propagació­n de la pandemia. “Estar bien con nuestra conciencia, no mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronaviru­s”, aseguró.

Perú también preocupa por el aumento exponencia­l de contagios, al igual que Ecuador, donde también se flexibiliz­a la cuarentena a pesar de que la directora regional de la OMS, Carissa Etienne, reiteró su llamamient­o a los gobiernos para “pensarse dos veces” la reapertura de actividade­s económicas para paliar la otra pandemia, la del hambre. La aceleració­n en Chile también es alarmante, pues esta semana se está acostumbra­ndo a cifras superiores a 80 muertos diarios.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesu­s, se mostró “especialme­nte preocupado por Sudamérica y Centroamér­ica, donde muchos países están viendo la aceleració­n” y donde “el número de casos diarios es más alto que en todo el resto del mundo”.

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 ?? CARLOS JASSO / REUTERS ?? Entierro de una víctima de la Covid-19 en el cementerio de San Lorenzo Tezonco, en Ciudad de México
CARLOS JASSO / REUTERS Entierro de una víctima de la Covid-19 en el cementerio de San Lorenzo Tezonco, en Ciudad de México
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