La Vanguardia

Siete días de junio

- Francesc-marc Álvaro

Las declaracio­nes del general Jim Mattis sobre Trump son de cine. Quiero decir que me recuerdan una de las mejores películas políticas rodadas durante la guerra fría: Siete días de mayo, dirigida por John Frankenhei­mer y protagoniz­ada por Burt Lancaster, basada en la novela del mismo título de Fletcher Knebel y Charles W. Bailey II, editada aquí por Destino en 1963. El argumento parte de un temor de la imaginació­n progresist­a estadounid­ense –liberal, en terminolog­ía de allí– que aparece de manera recurrente en varias obras: la hipótesis de que la República cae en manos de un tirano. Philip Roth le dio una vuelta de tuerca más en La conjura contra América, distopía convertida en serie de éxito. Antes, Sinclair Lewis abordó el mismo asunto en la genial sátira Eso no puede pasar aquí. Que el sistema creado por los padres fundadores pueda ser pervertido desde dentro es una idea que regresa cíclicamen­te.

Mattis, exsecretar­io de Defensa de Trump, ha escrito una declaració­n en la que acusa abiertamen­te al presidente de “abuso de autoridad” por su actitud agresiva y por su intención de utilizar al ejército para sofocar las protestas que arrecian en muchas ciudades, a raíz de la muerte del afroameric­ano George Floyd a manos de la policía. También discrepa de esta ocurrencia del inquilino de la Casa Blanca el actual secretario de Defensa, Mark Esper. Lo que ha sido una constante en España y Latinoamér­ica durante los siglos XIX y XX, el intervenci­onismo del ejército en la vida política, es algo absolutame­nte ajeno a la tradición estadounid­ense. La mera insinuació­n de que se usarían tropas regulares contra la ciudadanía pone los pelos de punta a la mayoría de la gente, empezando por los profesiona­les del ramo. Pero Trump es un pulpo en un garaje: no tiene nada que ver con los políticos ni los funcionari­os de Washington DC.

Bob Woodward explica en su libro Miedo que, hablando de Afganistán, Trump les espetó esto a sus generales y asesores: “Los soldados con los que me reuní podrían llevar las cosas mucho mejor que vosotros”. Este es el personaje. En Siete días de mayo ,un general salvapatri­as, contrario a la política presidenci­al de desarme nuclear, trama un golpe contra su comandante en jefe. En la película real de Trump, los generales y demás profesiona­les de la administra­ción federal están llegando al límite de la paciencia con el antisistem­a que ocupa el despacho oval. El desafío es titánico: ¿cómo se defiende la democracia de una amenaza situada en el mismo corazón de sus institucio­nes? •

Trump es un pulpo en un garaje: no tiene nada que ver con los políticos de Washington DC

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