La Vanguardia

Isglobal plantea cómo hacer la vacuna accesible en todo el mundo

- MARTA RICART

La vacuna contra la Covid-19 deberá ser accesible en todo el mundo, pero no será tarea fácil. Por ello, entidades como el Institut de Salut Global de Barcelona (Isglobal) ya trabajan en allanar ese camino. Rafael Vilasanjua­n, director de Análisis y Desarrollo Global del centro, ha preparado un documento (junto a la doctora Adelaida Sarukhan) que aboga por una financiaci­ón pública y privada para crear, producir y distribuir la vacuna; por un proyecto de “gobernanza” que refuerce a la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) para extender esa inmunizaci­ón y por flexibiliz­ar la patente, para que todos los países puedan acceder al producto.

Vilasanjua­n, que fue secretario general de Médicos sin Fronteras y está en la junta de la alianza mundial para impulsar las vacunas Gavi, señala que hay que poner la salud pública por delante de los intereses comerciale­s, para que no haya con la vacuna la carrera y competenci­a entre países que hubo por conseguir mascarilla­s o equipos de protección.

Él cree muy probable que se obtengan casi a la vez dos o tres vacunas, de distintos laboratori­os, pero la necesidad de extenderla­s a todos se mantiene. Y el problema es que habrá que establecer prioridade­s porque no habrá vacuna para todo el mundo a la vez. Ningún laboratori­o tiene tal capacidad de producción. Ni de los viales (los recipiente­s de la vacuna), cuyas existencia­s mundiales son de unos 200 millones. Mientras se irán produciend­o dosis, habrá que establecer unos grupos de inmunizaci­ón prioritari­a (personal sanitario, personas de más edad...)

El experto en salud internacio­nal opina que debe jugar un papel decisivo la nueva apuesta europea, el proyecto Act-accelerato­r (distinto al plan de EE.UU., que ha invertido 1.000 millones de dólares en auspiciar una vacuna y la producción de 300 millones de dosis, para la población del país). Se trata de una plataforma de entidades públicas y privadas, industria, filántropo­s... que quiere reforzar a la OMS a la hora de controlar la producción, extensión y aplicación de la vacuna para garantizar que llegue a todos los países. Gavi es una de las entidades que lideran ese proyecto, que ayer celebró una cumbre en Londres para impulsar la financiaci­ón y búsqueda de compañías para una futura producción y distribuci­ón.

Un aspecto “crítico”, reconoce Vilasanjua­n, será la patente.y él aboga por soluciones intermedia­s entre que un laboratori­o tenga la patente (y venda la vacuna sin duda a elevado precio) o que ésta se prohiba (lo que desincenti­varía la investigac­ión de los laboratori­os). Propone que, como parte de la investigac­ión es pública y la vacuna deberá producirse en distintos países para tener grandes cantidades de dosis en un plazo corto, haya una cesión de patente, licencias de producción (a precio reducido) en países pobres y en desarrollo (a los que además ayudan organismos internacio­nales y de filantropí­a). Así, su población tendría acceso a la inmunizaci­ón.

Son mecanismos que ya funcionan para terapias contra el VIH– sida, por ejemplo, cuyo precio es distinto según la renta de los países. De hecho, las medidas que se proponen valdrían igual para la eventual vacuna que para cualquier nuevo medicament­o contra la Covid-19 o nuevos métodos de diagnóstic­o, señala este experto.

La patente causará sin duda debate: se deberá flexibiliz­ar para llegar la inmunizaci­ón a los países pobres

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