Realismo andaluz en Catalunya
MANOLO GÓMEZ (1948-2020) Pintor, dibujante, grabador, escultor
Manolo Gómez nos ha dejado huérfanos de las muchas obras que todavía iba hacer. Estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes, Santa Isabel de Hungría de Sevilla. A los 15 años pintaba de forma impresionista. Luego hizo abstracción constructivista basada en Mondrian. Su primera exposición, en 1968, se basaba en la composición de gradaciones de azul. Pero la obra de Manolo Millares cambió el concepto de la suya, al captar que la abstracción de las “Arpilleras” no era otra cosa que la esencia del realismo.
Fue fundador del grupo de Grabadores de la España del Sur y gran experto en la técnica de la Manera Negra. En 1968, la galería La Pasarela de Sevilla reconoce la obra de Manolo Gómez, en una exposición junto a Millares, Saura, Lucio Muñoz, Amalia Avia.
Emigra a Barcelona, donde vivió hasta el final de sus días. En 1971 hace su primera exposición catalana, en la facultad de Filosofía y Letras de la UAB, organizada por un grupo de profesores y estudiantes amigos suyos: Tere Camps, Manuel Oller, José Santamaría, Alfredo Salóm, Víctor L. Oller. Esa Exposición fue trasladada a la “E. S. de Belles Arts Sant Jordi” de Barcelona, causando un gran impacto por su contraposición a los criterios de enseñanza en la Escuela. Y expone en la Galería Majestic de Barcelona.
En 1972 gana el 1.º Premio de Dibujo del XIV Premio Internacional de Dibujo de la Fundación Ynglada-guillot. Y en 1974 presenta una gran exposición en la Galería Lleonart que lo consagra. En 1978 expone en la Galería Joan de Serrallonga: un homenaje a la inmigración. Trajes, camisas o monos de trabajo usados que reflejan la vida soportada. Un depurado realismo, lleno del máximo sentimiento.
En 1979, expone su obra gráfica en La Fontana d´or de Girona y realiza la carpeta de grabados Taciana y Damia, dedicada a su hija. En 1980, hace una carpeta de grabados
Cançons populars e ilustra la portada de un disco de canciones de Xavier Ribalta, en la que colabora Rafael Alberti. En 1985 participa en ARCO, y la Fundación Juan March le ofrece una beca de cinco años para irse a Estados Unidos. Manolo elige quedarse en Barcelona, su vida y su trabajo están en esta ciudad.
En 1995, expone en la Galería María Salvat. Nos ofrece un “realismo perfecto” donde aparecen todas las luces, todos los reflejos, todas las sombras. Las ‘maletas” de Manolo Gómez están llenas de cristal transparente y éste mediante “la Luz” estalla de conciencia de sí mismo. Realiza una litografía
Trasparencias para las Autopistas CESA.
En el año 2000, un grupo de coleccionistas le encargan un conjunto de obras, convirtiéndose en sus mecenas. Manolo Gómez realiza una de sus obras magnas
El Liceo quemado y trabaja en silencio, buscando la veladura adecuada, la atmósfera perfecta. Y surgen nuevos elementos simbólicos para vivir. Las porteadoras, Los costaleros, el esfuerzo de hombres y mujeres por alcanzar una pasión. Está llegando al cenit de su trayectoria.
Manolo Gómez dejó inacabado su camino, el 4 de abril del 2020, pasando al Oriente Eterno. El artista y artesano impactó con sus obras en la Catalunya artística de los setenta y nos acercó al realismo de Zurbarán adaptándolo al siglo XX y XXI.