“Hace falta otra serie sin Jordan”
Pau Gasol y el Iese reflexionan acerca de las servidumbres del liderazgo empresarial y deportivo
Hace un año, Pau Gasol (39) decidió que no podía más. Le dolía el pie izquierdo, tanto que no le quedaba otra: debía pasar por el quirófano. El quirófano tuvo sus servidumbres. Lastró el futuro de Pau Gasol. Y su club, Portland Trail Blazers, le rescindió el contrato. A cambio, le planteó una oferta: sería entrenador asistente tan pronto como el ala pívot regresase a Estados Unidos, ya repuesto de su lesión tras haberse tratado en España.
Pau Gasol aceptó la propuesta, pero persistió en su empeño: siguió trabajando a contra reloj junto a Joaquín, su fisioterapeuta, para estar en Tokio 2020.
Sería su quinta cita olímpica.
–La Covid nos ha regalado tiempo, pero también nos ha ralentizado –decía Pau Gasol esta semana al profesor Santiago Álvarez de Mons, en un encuentro virtual en el Iese, escuela de negocios–. La incertidumbre ha sido factor esencial en mis últimos años. Desde que empezó la lesión en el pie, he vivido muchos cambios. En San Antonio, estuve que si jugaba o no jugaba... Luego llegué a Milwaukee y a los dos partidos el pie empeoró. Me operaron y firmé con Portland. Lo inesperado sucedió y me volví a lesionar. Son acontecimientos que cambian los planes, como la pandemia. Ante esto, lo que cuenta es la actitud. Podemos sentir frustración o miedo. O podemos ser creativos y alcanzar una realidad mejorada.
La nueva normalidad yla realidad mejorada son conceptos de nuevo cuño. Ya están en nuestro ideario y también en la mente de Pau Gasol, herencia de Phil Jackson, gurú de la NBA, nombre clave en las carreras de Pau Gasol, Michael Jordan o Kobe Bryant.
–Phil Jackson (su técnico en los Lakers) nos introdujo en la meditación. Nos desarrolló la capacidad de callar el ruido exterior y centrarnos en el trabajo. Es algo esencial porque impide que las emociones se entrometan en lo que vas a hacer. Respirar un par de veces y exhalar te centra... También era un maestro de la gestión humana.
–¿Lo dice por Michael Jordan? –le pregunta Álvarez de Mon.
–Así se ha visto en The last dance (el documental de diez capítulos que describe el periplo de Jordan hacia su sexto anillo). Phil Jackson gestionaba los egos. Imagínese ese vestuario de los Bulls, con Jordan saliéndose de la órbita, Scottie Pippen viviendo una situación complicada y Dennis Rodman siendo una complicación por sí solo. –¿Y qué aportaba Phil Jackson? –Tranquilidad. En una situación límite, si el técnico transmite pánico, vamos mal. –¿Y Jordan?
–Tuve la suerte de jugar con él. Había sido mi ídolo y el de muchos adolescentes de los 90. Él tenía 41 años. Me sentí como un espectador alucinado por su movilidad. –¿Y el documental?
–Me parece un retrato subjetivo muy suyo. De ahí la controversia (ha sido criticado en múltiples foros). Espero una segunda parte, algo que desmitifique su imagen. Es cierto que Jordan no pretendía ser un ejemplo ni un héroe. Quería hacer lo que le gustaba. Jugaba cada partido como el último. Pero estaría bien una segunda parte con más presencia de otros compañeros que no han salido o que han quedado regular. –¿Y Kobe Bryant?
–Era un gran estudiante de Jordan, a quien veía como el mejor. Le llamaba a menudo, a veces de noche. Kobe Bryant aplicó el liderazgo agresivo, de máxima exigencia propia y de los demás, para ganar campeonatos. No era una copia de Jordan, pero sí una imagen cercana en ciertos niveles.
LLEGAR A CAMPEONES
“‘The last dance’ me ha parecido un retrato subjetivo: espero una segunda versión”