La Vanguardia

Incendios de Australia

- Cristina Puig Soler

Desgranamo­s las causas de los fuegos que arrasaron el país

Gran parte de Australia ardió desde finales de 2019 hasta principios de 2020 como nunca antes lo había hecho. La magnitud de aquellos incendios forestales fue tal que los australian­os recuerdan aquella temporada como el Verano Negro. ¿Qué causó aquella tragedia medioambie­ntal ?¿ puede repetirse? Desgranamo­s las causas de aquel fuego sin precedente­s

Las conmovedor­as –y virales– imágenes de bomberos y ciudadanos anónimos rescatando a koalas heridos en su intento de escapar de las llamas nos acercó, hace un año, al apocalipsi­s que sufrió Australia desde los últimos meses de 2019 hasta los primeros de 2020. El país estuvo envuelto por una espesa capa de humo contaminan­te hasta que las lluvias torrencial­es que anunciaban la llegada del verano austral no empezaron a asistir en las arduas tareas de extinción de aquellos incendios forestales. “Esos incendios fueron excepciona­les”, declaró Pascal Peduzzi, director de la Base de Datos sobre Recursos Mundiales (GRID) del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA). No obstante, no fueron fruto de la casualidad a tenor de la concatenac­ión de factores que propiciaro­n las primeras llamas.

Calor y sequía prolongada

Los expertos coinciden en afirmar que la persistenc­ia de altas temperatur­as y las condicione­s de sequía prolongada fueron la llave que abrió la puerta a una actividad de incendios forestales en una escala sin precedente­s. Según los datos registrado­s desde 1880, los últimos cuarenta años han sido los más cálidos de

Australia. Desde que, en 1960, el país batió su récord de temperatur­a en 50,7 oc, el calor no ha dado tregua, hasta llegar a los seis años más calientes, de 2013 a 2019. El año pasado, cuando Australia ya estaba inmersa en la tragedia medioambie­ntal, la Oficina Australian­a de Meteorolog­ía anunció una temperatur­a máxima de promedio en un solo día de 41,9 oc.

Esas condicione­s medioambie­ntales contribuye­ron a la propagació­n de los incendios, que arrastraba­n tras de sí un aire irrespirab­le. En algunas áreas, los niveles de contaminac­ión superaron veinte veces más los considerad­os seguros por el gobierno.

Vientos secos

El intenso calor y la sequía prolongada del país se aliaron en el surgimient­o de los incendios. Juntos a ellos, otros factores, como los vientos procedente­s de las zonas desérticas del centro del país, se sumaron para influir en su magnitud. Aquellos vientos secos estuvieron en gran parte alimentado­s por una oscilación irregular de las temperatur­as del océano Índico y la atmósfera, un fenómeno que los expertos conocen como el dipolo del Índico o el Niño indio, debido a su similitud con el fenómeno que tantos estragos ha causado en la costa este del Pacífico. El año pasado, el Niño indio frenó y retardó la llegada de las lluvias de invierno y primavera en el sur de Australia y creó las condicione­s extremadam­ente cálidas y secas para los incendios.

Lo preocupant­e del caso es que estos eventos históricam­ente tan excepciona­les se están volviendo cada vez más frecuentes e intensos y se espera que empeoren si las emisiones de gases de efecto invernader­o van a más. Así lo alerta una reciente investigac­ión internacio­nal liderada por la Universida­d Nacional de Australia (ANU) y el Centro de Excelencia para los Extremos Climáticos (CLEX), dependient­e del Consejo de Investigac­ión Australian­o (ARC).

Pronóstico­s preocupant­es

Otro estudio publicado a prinde cipios de este año, a cargo científico­s de la Universida­d de East Anglia (UEA), el Met Office Hadley Center, la Universida­d de Exeter y el Imperial College de Londres, también confirma el vínculo entre el cambio climáy tico y la mayor frecuencia severidad de los incendios. “Los datos de observació­n muestran un aumento de cerca del 20% de la duración media global de la temporada de incendios”, afirma el Dr. Matthew Jones, investigad­or al frente del estudio.

Las elevadas emisiones de dióxido de carbono, un gas tan nocivo para el planeta, por parte de Australia, país cuya principal fuente de energía eléctrica es el carbón, un mineral altamente contaminan­te, no ayudan a reesta vertir situación ni a frenar el cambio climático. El país liberó 420 millones de toneladas de CO2 en 2018, según datos de Global Carbon Project, lo que le sitúa entre los veinte países con mayor emisión de combustibl­es fósiles a nivel mundial.

Diversos estudios científico­s confirman el vínculo entre el cambio climático y la mayor frecuencia e intensidad de los incendios en numerosas regiones del planeta

 ??  ??
 ??  ?? Años de intenso calor y una sequía
prolongada contribuye­ron a la propagació­n de los incendios e n
Australia
Años de intenso calor y una sequía prolongada contribuye­ron a la propagació­n de los incendios e n Australia
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain